Capítulo XIII

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Harry podía oír las risas. Era muy fuerte. Todo era ruidoso. Le dolía la cabeza. Pero estaba caliente y cómodo. ¿Por qué se reía la gente? ¿Qué pasaba?

—Deja de reírte como un estúpido, Harry. Suenas como una niña de primer año. —dijo una voz desde abajo.

¿Quién era? Harry apretó los brazos alrededor de lo que tenía debajo. Era cálido y cómodo. Las risas continuaron. Entonces se oyó una voz severa.

—Señor Malfoy y señor Potter, espero que ambos se levanten, se recompongan y estén en clase en los próximos veinte minutos. Después de todas sus clases, espero verlos a ambos en mi despacho. Todos los demás, por favor, vayan a clase ya —dijo McGonagall con severidad—. Oh y Harry, por el amor de Merlín, por favor póngase algo de ropa.

—Cállate. —gimió Draco.

—Vuelva a decirme eso y lo mantendré castigado con Filch por el resto del año, señor Malfoy.

Draco trató de incorporarse. ¿Por qué todo el mundo gritaba y se reía, y qué demonios estaba encima de él? Fuera lo que fuera, era gordo.

—Levántate, zoquete. —refunfuñó mientras se quitaba de encima la pesada cosa. El gruñido fue fuerte.

Harry cayó con poca gracia al suelo. Ouch.

Los alumnos siguieron riéndose de la pareja mientras pasaban de camino a clase.

— ¡Amigo! ¿Qué haces durmiendo en el pasillo con el Hurón? ¿Y dónde está tu ropa? —gritó Ron, agachándose y levantando a Harry.

— ¿De qué estás hablando? Apenas recuerdo lo de anoche. —murmuró Harry. No podía ver, ¿dónde estaban sus gafas?

—Me he quedado ciego. —gimió Draco mientras intentaba ver por las gafas que tenía en la cara. ¿Cuándo le habían regalado gafas?

Hermione resopló a un lado de Ron. Idiotas. Todos eran idiotas. Le quitó las gafas a Draco y se las puso a Harry en la cara.

— ¿En qué estaban pensando los dos cuando se emborracharon? Creía que eras más listo que eso, Malfoy —dijo con un chillido—. ¡Y tú! —dijo volviéndose hacia Harry con fiereza— Bueno, no sé lo que esperaba. He aprendido a no esperar mucho de ti a lo largo de los años.

—Merlín Mione, deja de gritar. —gimió Harry con dolor. La cabeza le iba a explotar.

—Pues date prisa, tienes quince minutos antes de que empiecen las clases. —dijo con poca pena mientras ella y Ron se alejaban.

¿Quince minutos? ¿Clase? ¿Qué estaba pasando? Draco no podía entender qué había pasado.

—Levántate Draco, tenemos que movernos. Tenemos clase... —la voz de Harry se interrumpió— Pero no sé qué clase. ¿Qué día es?

Salazar... Si tan solo Draco lo supiera. Lo único que sabía era que le dolía la espalda y que olía a whisky de fuego.

— ¿Tenemos que irnos? —preguntó Draco.

—Supongo —respondió Harry mientras se apoyaba en la pared y se frotaba la cabeza—. Creo que nos hemos desmayado en el pasillo. ¿Cuántas copas me he tomado?

Draco se devanó los sesos intentando recordar la noche anterior. Estaba Blaise, y luego estaba el lago, y la cueva secreta, y algunos besos... y luego beber, y luego más besos, y tratar de volver al castillo, y no encontrar sus habitaciones, y luego dormir... en el pasillo.

—Creo que los dos hemos bebido demasiado. —dijo con toda la dignidad que pudo reunir mientras se arrastraba por el suelo y se estiraba.

—Mierda —exclamó Harry mientras lanzaba un tempus sin varita—, ¡la clase empieza en seis minutos!

Stuck in Love [ Drarry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora