Saliendo de clases me fui escuchando música mientras caminaba tranquilamente hacia casa. Jingqi salió con su novio y a Meiling la vinieron a buscar sus padres por lo que no me quedó de otra que regresar sola a mi hogar.
En el camino noté un libro tirado en el suelo sobre una poza de agua. Lo recogí, estaba algo húmedo y tenía una letras con relieve en el lomo. Estaba a unas calles de casa, pero preferí guardarlo en mi mochila, más tarde averiguaría a quién le pertenece y trataría de devolvérselo al día siguiente.
A la noche, luego de ducharme y ponerme la pijama recordé el libro que había encontrado horas antes. Tomé el libro de mi mochila, me recosté en la cama y junto al velador con la lámpara encendida leí lo que parecía ser su título.
-"Across the time", se seguro es alguna novela rosa. -no salía el nombre del autor ni de la editorial, pero se leían las iniciales "A.PH"- debe ser un libro muy viejo, parece forrado a mano.-abrí el libro y en el pie de la primera hoja tenía un manuscrito- "I'll love you until the end of my days and I will meet you again to continue to our story... (Te amaré hasta el final de mis días y volveré a encontrarte para continuar nuestra historia)" -suspiré- que romántico.
Pasé a la siguiente hoja, leí como pude lo que parecía ser el título del primer capítulo y segundos después me encontraba tirada en el suelo, con frío y mi ropa llena de polvo. El libro seguía en mis manos, pero ahora noté que solo tenía una hoja escrita y lo demás estaba en blanco.
Ya no estaba en casa y eso me asustó, el lugar parecía un camino angosto, viejo y rural, era de noche, se notaba la luna llena iluminando en lo alto. Me apresuré en levantarme, sacudí mi ropa, mi cabello y me abracé. Volví a inspeccionar a mi alrededor. ¿A dónde había ido a parar?
De pronto escuché el sonido de caballos trotando y me aterré. A medida que el ruido aumentaba retrocedí hacia unos arbustos que se encontraban a mi espalda y sin darme cuenta me torcí el tobillo y volví a caer. Un hermoso carruaje color hueso se venía acercando. Este paró frente a mí y de él bajó una joven de mi misma edad al parecer.
Ella llevaba un hermoso vestido de... ¿la edad media?. Era de un color amarillo tenue, con muchos vuelos de peplum y bordados hechos a mano. El hombre que la acompañaba vestía del mismo estilo junto a unos zapatos bajos de suela gruesa. Quede estupefacta al verles.
-¿Estás bien?, ¿te lastimamos? Gilbert tenemos que ayudarla.-me paré con la ayuda de la chica- ¿qué te ocurrió? ¿cómo llegaste aquí y en estas condiciones? -eso mismo quisiera saber.
-Ah.. yo... no recuerdo mucho.-la joven me miró con ternura. El tal Gilbert me acercó una manta.
-¡Oh!, ya sé.-me tomó suavemente de la mano y me asusté- Ven con nosotros sube al carruaje.
-Pero su alteza- ¿alteza?
-Gilbert, ya es muy tarde y podría pasarle algo. Al menos hablemos con ella y tratemos de ayudarla. De todas formas todavía tenemos tiempo. -me tomó del brazo y los tres subimos al carruaje. Ay, aquí estaba más calentito el ambiente- Dime querida, ¿cómo te llamas?, creo que te aturdí hace un rato con tantas preguntas.
-Mi nombre es _______, estoy bien y gracias por ayudarme, pero ¿qué... quiénes son ustedes?
-Soy Lady Adelinne Schmöuck, la princesa del reino de Salzburgo. Él -indicó al hombre que estaba frente nuestro- es mi sirviente, el señor Gilbert Heintz.-hizo una leve reverencia y le imité- Y afuera se encuentra mi chofer personal el señor Leonald Krausse.
Lady Adelinne me comenzó a hablar sobre quién era su familia y preguntó varias cosas sobre mí y el libro que cargaba. Al notar mi confusión y que realmente desconocía qué ocurría hizo continuar su viaje prometiendo ayudarme. No es que ya no tuviera miedo, pero Lady Adelinne me hizo entrar en confianza con ella. Además no tenía a quién recurrir en busca de ayuda aparte de ellos.