Capitulo 11

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Pasaron los días y semanas sin dejar de chatear y escribirnos correos hasta que llego la primavera. Los días se notaban cada vez mas largos y luminosos. Fue a finales de marzo. Ese viernes llegó tarde y mas contento de lo normal. Yo estaba contenta pero por otro motivo, los viernes a sabiendas de que no volveríamos a chatear hasta el lunes nunca “fallábamos". Había tenido dos orgasmos tremendos con mi barquero. Llegaba del sur de Lugo, donde cogió una obra que le llevaría seis meses o mas, con toda la plantilla que le quedaba en la empresa. El sábado por la mañana me dijo que le preparase ropa para toda la semana. Ida y vuelta eran casi cuatro horas e iban a hospedarse cerca de la obra.

Por la tarde le mandé un correo, creyendo se alegraría, podríamos chatear de noche también.

Me respondió a la noche con un: Espero que ahora te atrevas a dar el paso por lo menos una vez. No te pido mas que eso. Una sola vez y poder conocerte.

El domingo le mande un correo pero no recibí nada de el. El lunes por la mañana. Mi marido se había marchado ya a las siete. Escuché su despertador y me di la vuelta para poder seguir durmiendo. Había dormido fatal esa noche.

Lo envió a las dos de la mañana. El mas largo de todos sus correos sin duda. Me explicaba que no podía seguir así. Sin conocerme al menos una vez. Sin poder darme un beso, una caricia, poder mirarme a los ojos. Que no había estado con nadie desde tres semanas antes de conocerme. Que no podía acostarse con otra, para no tener que ponerle mi cara y pensar que era yo. Seguía explicándome todos sus sentimientos y sensaciones que le producía y que creía que nunca daría el paso ni una sola vez. Me prometía que nadie me vería. Que había encontrado el lugar adecuado para conocernos, hacía tiempo y no podía seguir así. Que vivía con un hombre que no… Deseándome lo mejor en todo, se despedía para siempre… Que lo pensase si deseaba. A las doce de la noche cortaría todo contacto con migo. Volvía a despedirse, larga y tiernamente, mientras mis lagrimas caían sobre mis piernas desnudas dobladas sobre la cama, no lograba frenarlas por mucho que lo intentase. No recordaba estar tan triste desde la muerte de mi padre. Como pude, fui a desayunar algo, ducharme y hacer la casa y cada poco no soportaba las intensas ganas de llorar, que no lograba reprimir. A las diez, ya terminada la casa, pues no paraba para no ponerme otra vez peor. No quise ir de compras. No quería me viesen así y encendiendo un cigarro caminé mi sendero hasta llegar a mi piedra. Escondida por los arboles me derrumbé de nuevo. Volví a releer su correo mientras se vaciaban mis lagrimas una tras otra. Intentaba después repasar nuestra historia. Sonreía recordando y al rato volvía a llorar. Sentía que iba perder al hombre mas maravilloso que había conocido y podría llegar a conocer.

Regresé a las dos, mientras notaba los ojos resecos y la brisa del mar parecía secármelos mas incluso, notando un escozor en ellos. Fui al baño a mojarlos y los vi rojos e hinchados. Los lavé un poco junto con la cara y la sal que resecaba mis mejillas. Comí dos piezas de fruta. No me entraba mucho más, ni me apetecía cocinar nada. Me tumbe en el sofa tapada con una pequeña manta mientras intentaba escuchar las noticias para distraerme. Pero me costaba. En mi cabeza solo había una noticia y no era buena.

A las cuatro me conecté al chat. Fui ajustes y puse el sonido de los pvds. Di el volumen al máximo, para poder escucharlos bien. Cuando sonaba, miraba pero no era él. Inmediatamente lo bloqueaba sin leer nada. Pasaban los minutos uno tras otro y nada. A las cinco ya bien pasadas, un bip esperanzador. Era Sara47: Hoy tarda mucho parece… jijiji. ¡CÁLLATE!¡PUTA BUSCA POLLAS DE MIERDA! la bloqueé al momento.

A las diez, seguía mirando el chat temiendo sonase y no lo hubiese escuchado. Cené otro poco de fruta y dos yogures, lo que pude meter en mi estomago.

Iban a dar ya las once y mi miedo a perderlo me hizo coger el teléfono por enésima vez. Abrí el correo y escribí: ¡No me dejes así por favor! ¡Necesito hablar contigo! Mi numero es el 617 XXX XXX

EL BARQUERO DEL EODonde viven las historias. Descúbrelo ahora