14. Promesa

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Buen sábado para todos y todas.
Espero que después del intenso capítulo del martes, tengan los nervios preparados para este... (Inserte aquí risa maléfica)

Los quiero

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"(...) nada tiene tanta fuerza,

como una promesa."

Carlos Ruiz Zafón

Olivia:

Llegué a mi casa todavía un poco conmocionada por todo lo que había sucedido en la noche.

La Cena, el discurso de mi padre, Shia... ya una cosa era mucho, todo eso junto, en menos de 24 horas. Imposible de procesar.

Había pasado la noche y casi todo el día en la casa de mi hermano, hablamos; como no lo hacíamos en años, nos contamos todo, esta vez de verdad, ya no podían existir mentiras entre nosotros. Deseaba con todo mi corazón que confiara en mí, que se diera cuenta de que realmente podía contar conmigo.

Entre a la habitación solo con un pensamiento en la cabeza. Bañarme e irme a dormir, estaba agotada.

Estaba terminando de vestirme, cuando la puerta de mi habitación se abrió con un golpe. Aidan.

- ¿Dónde estabas? - se acercó y me tomo el brazo, sacudiéndome. - ¿Dónde te habías escondido? - seguía sacudiéndome y me estaba apretando cada vez más fuerte.

- Me estás lastimando. - susurré intentando soltarme.

- ¿Dónde estabas Olivia? ¿Te gusta dejarme en ridículo? Primero te vistes como una zorra y luego desapareces. ¿Intentas demostrar que no puedo controlarte? Porque sabes que puedo. - me empujó y caí acostada en la cama. Instintivamente me senté e intenté pararme, pero en ese momento sentí un golpe, tan fuerte que me giró la cara. Un gusto metálico me invadió la boca.

- Aidan basta. - los ojos se me llenaron de lágrimas, no podía reaccionar. Volví a sentir otro golpe. - Por favor...

- Eso te enseñará a nunca más dejarme en ridículo. Tu me obligaste Olivia. Sabes que tu actitud no fue la correcta. Tienes que aprender cuál es tu lugar.

Acto seguido se dio media vuelta y abandonó la habitación y la casa. Lo supe porque escuché un portazo.

Me quedé acostada en la cama, hecha un ovillo, llorando en silencio, sin importarme nada más.

***

William:

Subí por el árbol y me acerqué más que de costumbre. Había escuchado una especie de quejido, parecido a un llanto.

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