12. Escape

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Ansiaban escaparse de su miseria, pero las estrellas

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Ansiaban escaparse de su miseria, pero las estrellas

quedaban demasiado lejos.

Friedrich Nietzsche

Olivia:

Dos semanas.

Ese era el tiempo que había pasado desde la última vez que había visto a Will. Desde la noche en que había despertado sola en mi habitación.

Había desaparecido por completo, dejándome una sensación de vacío que lo único que hacía era aumentar; no lograba llenarla con nada. Cada noche soñaba con él y me despertaba llorando, como una niña.

Lo odiaba... mentira, no lo hacía y eso era lo que más me dolía. Que a pesar de saber que me había usado, aún quería verlo y darle una oportunidad para explicarse. Sabía que cualquier tonta excusa que me diera sería suficiente para que lo perdonara.

Eres un asco Olivia. ¿No te tienes ni un poco de respeto? - me recriminaba mi mente. - El tipo te uso y te abandono.

Miré el collar que me había dado, seguía en la mesa de luz; no me había atrevido a tirarlo o guardarlo. Simplemente lo había dejado ahí, como una prueba constantemente de cómo me había equivocado.

***

Estaba en mi habitación, alistandome para la Cena Anual, la cual nunca me había interesado menos.

Era una de las tradiciones más antiguas que teníamos. Había iniciado poco tiempo después de nuestra separación con los rebeldes, digo, salvajes.

Una vez al año, se conmemoraba dicho día, con una fiesta en la que sólo puedes acceder si trabajas en el gobierno o si eres familiar, claro. Cómo hija del Jefe militar de New Arlen, era una especie de invitada de honor.

Las Cenas Anuales son una tradición, pero al mismo tiempo se habían convertido en una competencia. Cada año era más y más exagerada. Todos los lujos y extravagancias que podía imaginar aparecían en aquella Cena. Las mujeres ahorraban meses para comprar los vestidos más caros.

Nunca me había gustado; de pequeña, recuerdo que siempre mentía sobre sentirme mal o inventaba excusas para que mi madre me dejara quedarme en casa. Ahora ella ya no estaba para resguardarme de todo aquello. Era la única familia de mi padre, al menos con la única que se habla, por lo que no podía faltar.

Lo que más detestaba del evento era que se organizaban movimientos políticos y alianzas. Se planeaban bodas y se anunciaban. En particular, hacía un año, que mi padre había anunciado mi compromiso con Aidan; le ponía así fecha de vencimiento a la vida tal cual la conocía... a mi vida.

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