7. Distracción

193 33 234
                                    

William:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

William:

- Conectate Dunne. ¿Dónde tienes la cabeza? - Nick, mi mejor amigo, estiró la mano para que la tome. Estábamos entrenando, era la tercera vez que me tiraba al piso y ni siquiera estaba haciendo un esfuerzo.

Ignoré su mano y me puse de pie solo, no me iba a dar por vencido y aceptar la mano de Nick, era eso.

Comenzamos otra vez y... con dos movimientos, Nick me giro el brazo, trabó mis piernas y me tiró de nuevo.

Mierda.

- Otra vez. Will, ya es aburrido, pon un poco de esmero. - se rió ruidosamente mientras volvía a estirar la mano. Me giré y lo miré con demasiado odio. Su cabello castaño le caía en los ojos, estaba sonriendo como si hubiera hecho la mayor de las hazañas. - ¿En qué piensas tanto que no puedes esquivar ni un golpe hermano?

- En Liv. - me senté en el piso. Emily estaba detrás de él, con los brazos cruzados y riendo, Nick se giró para mirarla y cuando volvió a posar sus ojos en mí, estaba sonriendo de costado.

- Emily, cierra el pico. - mascullé. - No empieces una guerra que sabes que no puedes terminar. - mi hermana miró de reojo a Nick, se puso muy seria y ruborizó por completo. Se dio media vuelta, ignorándome, haciendo una escena típica de ella cuando se enoja.

- ¿Quién es esa Liv? ¿Tu novia? - seguía sonriendo de lado ¿Qué le pasaba? ¿Quería que le bajara todos los dientes de un golpe?

- Em siempre está inventando cosas. - respondí intentando zanjar el asunto.

- Parece una niña inteligente, no de las que miente e inventa.

- Por si no lo has notado, no soy una niña, idiota. - se acercó unos pasos a nosotros y puso los brazos en forma de jarra.

- Para mi siempre lo serás. ¿Te enseñe a contar recuerdas? - Emily bajó la mirada.

- No tienes 100 años más que yo Nicholas, sólo 5. - lo que mi amigo le había dicho la hirió, lo noté. Yo sabía que lo que sentía por Nick era bastante intenso, cualquiera con un poco de inteligencia lo notaba; aunque nunca podría suceder, él no dejaría de verla como su hermana pequeña. - Eres un idiota. Por suerte hay muchos que no me ven como una niña y que están interesados en mi. - lo escupió en su cara, fue un intento torpe de hacerlo poner celoso.

- Eso lo veremos. Quien te haga sufrir será mi cena. - se frotó los puños.

- Ya. Deja de hablar así con ella, que me están dando nauseas. - tenía que encontrar la forma de terminar con la conversación.

- Cierto, perdón. Me olvidé de ti y de tu novia. Cuéntame de ella. - yo y mi bocota, tendría que haber dejado que siguieran hablando. - Te tiene loco si es que por ella no puedes ganarme en un combate. No te he ganado con tanta facilidad en años. Vamos amigo, arriba ese animo, ninguna chica vale que te maten...

El muro ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora