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Ambos estaban recostados en el sillón acurrucados mientras miraban una película que pasaban en la televisión. 

Namjoon parecía disfrutarla a la vez que acariciaba el vientre del omega. Sin embargo, Jimin observaba la pantalla, pero realmente no prestaba atención a lo que sucedía. Su mente estaba atascada de pensamientos.

El alfa parecía no querer separarse ni un segundo de su vientre últimamente, encontrándose más reacio y receloso que de costumbre. 

Su doctora le había afirmado que era completamente normal, donde desde el minuto que había quedado en cinta en el lobo interno de su pareja y en el suyo propio, pero en menor cantidad, se activa un instinto primitivo de supervivencia donde no importaba quién o qué fuera, si no hubiera intención de lastimarlo, el lobo estaría alerta y atacaría a cualquiera que atente contra ellos con el único fin de proteger su descendencia, a su pequeño cachorro.

Aquella especialista en el cuidado de los omegas y betas en gestación hasta en el parto le había contado cosas realmente curiosas para el omega como el olfato, los antojos y el aroma. Le contó que sería más propenso a hacer nidos en cualquier parte de su casa y que en algunos casos no aceptaría que cualquier otra persona que no fuera su alfa y él ingresara a su hogar hasta el momento del parto.

Luego de aquella visita con la obstetra, miles de dudas lo abarcaron y al mismo tiempo de decisiones que debían tomar sin perder ni un segundo.

—Alfa… —llamó el omega.

Instantáneamente el mayor bajó la vista del televisor y la enfocó en Jimin sin dejar de sobar el vientre con delicadeza.

—Dime, cariño.

Girándose sobre su propio eje juntó sus pechos y quedó enfrente a su pareja. 

Necesitaba escuchar las palabras de su alfa, decirle que todo estaría bien. Él era del tipo optimista en la relación y todo lo que buscaba en ese momento era algo de ello. 

Algo de lo que aferrarse.

—Estuve pensando y, ¿qué haremos? —comenzó a cuestionar el menor—. ¿Qué haremos con nuestras familias y amigos? ¿Qué hará la empresa? ¿Qué dirá la prensa? ¿Y nuestros fans? ¿Qué crees que pensarán ellos acerca de nuestro cachorrito? Sabes que somos artistas y figuras públicas qu-

Namjoon no lo dejó seguir cuando tomó sus labios suavemente embriagándose con el sabor del contrario y respirando aquella fragancia que tanto adoraba.

Los movió de una forma en que el menor quedará sobre su pecho y pudiera descansar en él a su antojo. Namjoon amaba sentir el peso de su pareja. Amaba pasar sus manos sobre la menuda espalda, sobre la diminuta cintura y formar figuras sobre sus caderas para terminar sus manos sobre el trasero del omega, sin ningún tipo de perversidad o índole sexual; simplemente acariciando y mimando todo a su alcance.

Todo aquello que gritaba suyo sin llegar a adueñarse de su cuerpo.

Pero lo que más amaba y regocijaba al alfa como un pequeño cachorro que recibe un regalo era cuando sentía entre su cuerpo y el contrario el vientre del omega, aprisionandolo entre ellos y manteniendo seguro de todo a su dulce espera. Lo sentía como algo más allá de la pertenencia y posesividad; sino como un acto íntimo, un acto de pura confianza y confidencialidad. 

Algo tan mío, tan suyo, tan nuestro.

Retomó aquellos besos que había detenido por admirar a su omega, dejando besos castos que rozaban lo dulce y suave.

Adictivo.

Los labios de su omega eran adictivos, desde el minuto que los había probado por primera vez supo que jamás se cansaría de sentirlos contra los suyos. Era adicto a los besos suaves, a los tímidos, a los apasionados, a los que lo dejaban sin aliento y quitaban su respiración.

Era adicto a Park Jimin.

El alfa se deleitaba en su interior cuando Jimin parecía derretirse entre sus brazos, dejándolo tranquilo y su cuerpo laxo sin ningún tipo de tensión en el.

—Calma. Sabes que es malo para el cachorro que te alteres —susurró sobre los belfos contrarios tentado a besarlos nuevamente—. En cuanto a nuestra familia y amigos, podemos decirles cuando los visitemos y te sientas preparado, sabes que no haría nada en contra de lo que tú quieras. Estoy seguro que estarán tan encantados con la llegada de un nuevo integrante que no te dejarán ni un segundo solo.

Jimin asintió comprendiendo.

Imaginó a sus amigos y sus madres corriendo de un lado a otro por una tienda de ropa y juguetes para bebés tomando todo lo que les parecía adorable para el nuevo integrante de su manada, y una sonrisa chiquita surco los labios del menor.

—Respecto a la empresa… —musitó observando las preciosas facciones del omega mientras sus manos vagaban sobre su espalda—. es un poco complicado. No quiero decir que no les agradara la noticia, pero tampoco que lo aceptarán con tanta facilidad. Seguro nos regañen y nos echen en cara nuestros errores, pero al fin y al cabo es nuestra vida. Aprenderemos sobre la marcha.

—¿Y la prensa? ¿Qué pasará con los fans?

Meditó por unos segundos lo que diría sobre aquello, tanteando las palabras exactas que quería expresar.

—Algunos fans se decepcionarán, otros se irán y el resto lo aceptará porque sabrán que somos felices y estamos orgullosos de nuestras decisiones —dijo finalmente—. Y la prensa creará rumores, noticias, seguro nos fotografíen sin nuestro consentimiento, harán chismes y nos harán la vida de cuadritos, pero ambos podemos con eso, ¿verdad, mi omega valiente?

—Sí, Joon... —musitó el menor con una sonrisa en sus labios de cereza.

Jimin chilló retorciéndose sobre el alfa que picoteaba sus costillas y hacía cosquillas que lograban sacarle carcajadas al menor.

Y cuando logró su cometido, Namjoon sonrió. Quiso guardar dentro de su mente y corazón aquellos momentos donde el omega sonreía al borde de llorar de la risa y era completamente feliz.

La promesa muda que todo estaría bien ahí se encontraba porque todo lo que necesitaba estaba frente a sus ojos y lucharía por aquella felicidad.

Porque la clave estaba ahí.

Felicidad y optimismo.

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Serendipity [Nammin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora