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Encantador.

Para Jimin, no había nada más hermoso que observar a su pareja trabajar en su estudio.

Le encantaba verlo concentrado, totalmente enfocado con sus anteojos de lectura haciendo juego. Le gustaba cuando fruncía el ceño mientras ajustaba y arreglaba la melodía y las voces, cuando escribía en su libreta frases inspiradoras y cuando sonreía al finalizar satisfecho con su trabajo.

Él admiraba a su alfa profundamente, incluso antes de conocerse formalmente. Había sido un golpe de suerte encontrarse con él y que sus sentimientos fueran correspondidos con la misma intensidad e incluso más.

El menor lo sabía.

Namjoon era un alfa completo. Tanto su personalidad como su físico y su mentalidad eran algo que hipnotizaban a cualquiera y él no era la excepción. Se podría decir que él era el primero en caer ante los encantos del mayor y lo hacían suspirar tal joven enamorado encontrando el amor por primera vez.

Y quizás de eso se trataba.

Encontrar el amor por primera vez, el primer amor, la primeras sensaciones, el sentir como todo aquel amor era devuelto hacía él. Era algo que no podía expresar con simples palabras, solo era ese algo que se sentía. Un sentimiento profundo que llenaba de calidez su corazón.

Amaba a su pareja sin medida.

Pero lo que más amaba hacer Jimin era llevarle pequeños presentes al estudio. Llevarle café y postres que él mismo se esmeraba en preparar. Disfrutaba al ver la expresión del mayor al probar aquellos manjares hechos por las pequeñas manos.

Namjoon desde el segundo que el menor se había asomado por la puerta de su estudio lo había notado. Su aroma no era algo que pasara desapercibido por el mayor, más aún estando en cinta. Era como si su olfato se hubiera desarrollado tal sabueso. Podía percibir los aromas con más facilidad, especialmente el aroma de su pareja. Incluso era capaz de sentir las emociones de su omega gracias a ello.

Lo había notado desde el principio como su sentido se había sensibilizado, pero no sabía a qué se debía hasta que en la consulta con aquella beta que se encargaría del embarazo de su omega la mujer les explicó sobre aquellos pequeños y a la vez grandes cambios por los que ambos pasarían en el trayecto.

Miraba disimuladamente por el reflejo de la pantalla del monitor como el omega los observaba embobado y como las manitos se posaban por instinto en su vientre sobándolo con suavidad.

Su alfa se regocijaba y movía la cola contento ante la vista, su cachorro era deseado y eso lo hacía feliz.

Anteriormente en el inicio de su relación, sin que Jimin lo supiera, había tenido pensamientos donde imaginaba a su omega en cinta en un futuro incierto y adecuado, donde no estaría aquel miedo a perder sus carreras, donde no importaría lo que dijera la prensa y los medios. Un futuro donde serían solo ellos dos y no habrían preocupaciones ni ojos que los juzguen.

Quizás el tiempo perfecto y adecuado no existía verdaderamente y ese tiempo era ahora.

Namjoon lo aceptaba con facilidad porque aquella era su decisión, su vida y su familia.

El amor hacía su pareja y a su futuro pequeño que aún no nacía, pero amaba infinitamente desde el primer momento que supo de su existencia, era más grande que cualquier otra cosa y nadie cambiaría aquello, aunque le cueste su carrera.

Lucharía por su pequeña manada.

Volteando sobre su silla sonrió hacía el menor, quien sorprendido rió al verse atrapado.

—Ven, cariño —dijo el mayor palmeando sus piernas, invitando a su pareja a acurrucarse junto a él en aquel lugar.

Jimin más que feliz avanzó los pequeños pasos que lo separaban, últimamente necesitaba el aroma de su alfa cerca para sentirse protegido.

La fragancia a orquídeas inundaba todo el lugar, provocando en el menor una especie de satisfacción y gozo. El omega solo quería hundirse en aquel fascinante aroma y que este quedara impregnado en su ser como una segunda piel.

Tomando la mano del mayor, Jimin le sonrió de oreja a oreja mostrando aquella paleta chueca que el alfa tanto amaba ver y chilló cuando sintió un jalón de parte de su pareja provocando que cayera sobre sus muslos.

—Te extrañe mucho —susurró Namjoon en su oído.

El menor giró un poco su torso para mirarlo de reojo. Le dedicó una mirada juguetona y soltó una risita cuando el alfa dejó en su mejilla un sonoro beso.

—Hyung, nos vimos hace unas horas en su departamento.

Nuestro, estuvo tentado a exclamar el alfa, pero ya arreglarían eso en otro momento. Ahora estaba centrado en mimar a su pareja aunque fueran tan solo unos minutos.

—No importa —dijo el mayor restándole importancia a lo que había dicho—. Yo siempre extraño a mi omega y su lindo aroma a vainilla y coco. Y ahora también a mi cachorrito.

A pesar de los síntomas que lo atacaban por las mañanas o aquellos pequeños mareos que ponían su mundo a girar, el omega estaba contento. Él no cambiaría absolutamente nada, comprendió que eso era parte del proceso de crear una nueva vida, su cachorro.

Un cachorro tanto de su alfa como suyo.

Jimin rió al sentir cómo las manos más grandes lo tomaban por la cintura y se adentraron por debajo de su buzo para hacer contacto con su piel. Su pareja se tomó el tiempo en acariciar y recorrer su silueta hasta dejarlas sobre su vientre donde su cachorro comenzaba a formarse.

Ambos lobos, alfa y omega, se retorcían en su interior ansiosos creando calidas sensaciones.

Ese era su lugar.

Su lugar seguro.

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Ya tenía este fic con polvo.

Así que deje una mini maratón ¿?

Realmente no sé si la gente lo lee, pero amo el nammin so. . . ¡ellos merecen su fic!

 ¡ellos merecen su fic!

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Serendipity [Nammin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora