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—¿Estás listo, cariño? 

Jimin soltó un suspiro entrecortado al observar frente a ellos la puerta del consultorio. Había llegado la fecha pautada en la que se revisaría, más por insistencia del alfa debido a los síntomas que el omega presentaba.

Los nervios parecían no querer abandonar su pequeño cuerpo. Jamás se había encontrado en una situación parecida, ni siquiera cuando su madre solía llevarlo de pequeño a ponerse las correspondientes y odiosas vacunas.

Nunca había estado en cinta, hasta ahora.

Su pie comenzó a repiquetear contra el suelo ansioso una y otra vez hasta que una mano se apoyó en su pierna y detuvo todo movimiento.

—Tranquilo, cariño —dijo el mayor a su lado acariciando suavemente su muslo inspirando tranquilidad al menor en el acto—. Mírame.

Quitando su mirada de la puerta de madera, Jimin la arrastró hacia el hombre que se encontraba junto a él.

Los ojos del alfa transmitían paz y pura felicidad. Había un brillo en aquellos ojos que el menor jamás había notado hasta ahora. Una pequeña sonrisa se asomaba sobre sus labios logrando que uno de sus hoyuelos se marcará, y el omega no estaba más que encantado con la vista. 

—Todo saldrá bien —le aseguró y él creyó ciegamente en eso.

Disipando y olvidando sus caóticos pensamientos por un momento, Jimin llevó su rechoncha mano hacía el rostro del mayor y con su dedo índice picoteó su hoyuelo soltando una risita. Se dedicó a observar las facciones de su pareja, imaginando cómo se vería su cachorro con características de los dos.

Namjoon era la definición del alfa perfecto; era atento, demostrativo y cariñoso sin quitar el aire varonil que poseía. 

Y todo eso, Jimin lo sabía.

Finalmente el momento que ambos tanto habían esperado, llegó. Estaban ahí a minutos de ver el estado de su cachorrito. 

Park Jimin, adelante.

Y los nervios volvieron a aparecer.

——————

—Puedes ir a acostarte en esa camilla en lo que preparo todo para que podamos verle con la mayor claridad posible —anunció Ye Jin, aquella beta que iba a encargarse de atender el embarazo del omega—. Enseguida vuelvo.

Ambos futuros padres asintieron y la mujer se retiró.

—¿Sigues nervioso? —preguntó Namjoon tomando la mano de su pareja para guiarlo a aquella camilla donde lo revisarían.

—No, hyung. Estoy bien.

El alfa lo miró unos breves segundos enarcando una ceja, logrando hacer sonreír al omega con pena.

—Bien. Sí, estoy un poco asustado y nervioso —delató con voz pequeña Jimin.

—Verás que todo saldrá bien y cuando lleguemos a casa voy a mimarte con todo lo que tú quieras.

Jimin sonrió en grande al escuchar las palabras del mayor y estaba por contestarle cuando la puerta nuevamente se abrió.

—Volví —dijo la mujer entusiasmada—. Muy bien, comencemos.

La pareja observaba atenta a los movimientos de la doctora que se movía de un lado a otro por la pequeña habitación.

—Si bien la primer ecografía debería realizarse a los tres meses de gestación, o mejor dicho entre las diez y doce semanas, entiendo que al ser padres primerizos quieren asegurarse que todo esté correcto —contó mientras terminaba de acomodar unas cosas.

Ambos asintieron ante las palabras de la beta sabiendo que esta no podía verlos por encontrarse de espaldas a ellos, quien rápidamente se dió vuelta y se acercó.

—Esto de aquí, es un gel que me facilitará que el sensor se deslice y capte mejor la imágen —mostró el pequeño recipiente y siguió explicando—. Necesito derramarlo en tu vientre.

Al terminar de hablar la sonrisa del alfa cambio a un gesto serio, cosa que la mujer esperaba viéndose familiarizada con ese tipo de reacciones.

El mayor dirigió su mirada al vientre de su omega donde su mano descansaba dando pequeños masajes y la levantó hacia el rostro de Jimin en busca de una respuesta.

—Joonie, tenemos que saber el estado de nuestro cachorro… —musitó el menor con una pequeña sonrisa.

—Entiendo.

—Por favor, suba la remera hasta sus costillas y baje un poco su pantalón.

Jimin asintió y empezó a seguir las instrucciones de la mujer. 

Con un poco de ayuda de su pareja había terminado revelando su vientre, donde su cachorro lentamente se iba formando y creciendo.

Ye Jin se acercó para verter el gel y desparramarlo con delicadeza sobre la piel descubierta del omega, mientras que Namjoon observaba todo en silencio.

Sentía a su alfa gruñir altanero y alerta a cualquier movimiento que pudiera ser sospechoso y atente contra la seguridad de su pareja y su cachorro.

Normalmente su instinto era pacífico y tranquilo, jamás salía a la superficie. Muy pocas veces se había sentido amenazado y en peligro como para que el otro lado surja descontrolado, incluso podría contarlo con los dedos de una mano, pero ver a Jimin con su vientre expuesto había sacado ese lado.

Aquel instinto protector y guardián le exigía tomar al omega entre sus brazos y llevarlo lejos de cualquier tipo de amenaza que se presente.

—Está frío —comentó Jimin con un pequeño escalofrío.

—Lo sé, tranquilo —respondió la beta—. Solo será un momento, dulzura.

Jimin volteó la vista y miró a su alfa tener una lucha interna consigo mismo al mismo tiempo que observaba como aquel aparato se movía sobre su piel por lo que, juntando sus manos, entrelazó sus dedos atrayendo la mirada del mayor a la suya. 

—¡Lo encontré!

Ambos, alfa y omega, miraban la pantalla en blanco y negro sin entender en que parte de todo eso se encontraba su pequeño.

—Miren, ese puntito que ven ahí —señaló la mujer con una sonrisa—, es su cachorro. Tiene alrededor de unas sies semanas, por lo que todo concuerda con su último celo y la prueba de emergencia. Tiene el tamaño perfecto y está en el lugar correcto por lo que no hay nada que preocuparse.

Y ahí estaba su bebé, el nuevo y primer integrante de su manada.

Luego de limpiar aquel gel en el vientre del omega, del cual Namjoon se encargó con delicadeza sin estar seguro de poder soportar otro segundo que manos ajenas a las suyas estén sobre su cachorro, la doctora les brindó unas recomendaciones, consejos y demás dando como finalizada la consulta y pautando otra sesión.

La pareja sonriendo completamente felices salieron del consultorio y se dirigieron hasta el estacionamiento. Todo parecía marchar bien hasta que uno de ellos cayó en la cuenta de su entorno.

¿Qué harían con la prensa?

¿Qué diría su familia?

¿Qué pasaría con sus carreras?

Y como si se tratara de un balde de agua fría, la realidad golpeó al omega.

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Serendipity [Nammin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora