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Nada de esto es una coincidencia.
Solo, solo, puedo sentir que el
mundo es diferente de como
era ayer.

Sus oídos pitaban por el ruido que había a su alrededor.

La multitud gritando eufórica, los artistas presentándose y recibiendo sus merecidos premios en el escenario, totalmente adquiridos gracias a sus esfuerzos, perseverancia y lágrimas de por medio.

Ser omega para él fue todo un reto, principalmente porque en este oficio era casi imposible apuntar alto en una carrera como lo es ser una celebridad, pero lo logró. Se dió su lugar en el entretenimiento como le correspondía. Rompiendo y destruyendo con los estereotipos e incentivando a otros a hacerlo también porque para él ser omega no era un impedimento de hacer lo que ama, música.

Sonrío. Amaba ser un idol, era todo lo que podía anhelar. Estaba feliz con ello, con un fandom especializado en él que lo amaba incondicionalmente y con hacer música. Amaba con todas sus fuerzas bailar, cantar, componer y producir junto a sus colegas. Amaba ir a los programas de música a explotar ese talento que tan bien sabía manejar, amaba demostrar de qué estaba hecho. Amaba ir a programas de entretenimiento e interactuar con sus fans cada vez que puede.

Y también amaba al hombre que estaba sentado a su lado. Concentrado en el grupo que estaba en ese momento sobre el escenario brillando y dando todo de sí.

Kim Namjoon.

El hombre era un sueño en persona, todo lo que alguna vez deseo en una pareja. Ambos llevaban saliendo alrededor de tres años a escondidas de la prensa, de sus fans y de todo el mundo por miedo de que no apoyen su relación y que ambas carreras, tanto las de alfa como las del omega, se vieran arruinadas yendo en caída libre.

Algo que no podían dejar que pase porque aquella era su vida, su sueño.

Se hacían pasar como buenos amigos, como había sido en un principio su relación, pero conforme pasaba el tiempo era cada vez más difícil para ambos mantener sus manos alejadas del otro, a veces coqueteaban de forma descarada delante de todos pero luego reían como si lo que acababa de suceder no se trataba más que eso, una broma.

Un suspiro salió de sus labios.

Lo único que quería hacer en ese momento era girar su rostro y chocar sus labios con los del alfa mayor y degustarlos delante de todos en aquella premiación. Demostrar de quién era y a quién pertenecía su corazón.

Lo había extrañado tanto. Habían estado separados por casi un mes completo debido a que su alfa estaba demostrándole al mundo su talento mediante conciertos, un tour.

Su pareja era una de las celebridades más influyentes, un rapero de noble corazón, quién buscaba con su música el amor propio. Buscaba llegar a la gente de esa forma, y lo lograba. Era increíble que ese alfa imponente en realidad fuera tan suave, amoroso y cariñoso. Era torpe y eso enamoraba más a Jimin si se podía estarlo más.

Solamente en lo que podía pensar Jimin en ese momento era que tanto había caído por el hombre a su lado, y todo lo que fuese a lograr por la misma razón, amor. Jamás se hubiese imaginado que el amor lo golpearía de esa manera, tan intenso y fuerte con alguien que se sintiera amado, protegido y sobretodo completo.

Mientras Jimin era la delicadeza, Namjoon era lo opuesto, era torpe y bruto, mientras Jimin era el más obstinado y testarudo de los dos, Namjoon era quien se demostraba ser más comprensivo y flexible.

Ambos se complementaban de una forman u otra y así juntos funcionaban.

Eran un equipo, un dúo perfecto que ya no podía ser considerado un dúo sino como algo más.

Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos por otros, y estos, eran a los que más temía el omega.

Tenía miedo.

Y era completamente normal.

Porque en cuanto, hace exactamente una semana, se realizó una prueba de embarazo debido a que el omega había tenido un atraso y su celo no llegó como debía ser y este dió positivo, casi sufre un ataque.

Estaba asustado de lo que pasaría de ahora en adelante, de cómo su pareja reaccionaria, de cómo lo haría su familia, de cómo la prensa y sus fans se lo tomarían. Apostaba y sabía que no todo iba a ser felicidad, pero lo que llevaba en él, era algo suyo.

Suyo y de su alfa.

De nadie más.

Completamente ajeno a lo que pasaba a su alrededor su mente empezó a maquinar ideas y posibilidades, no sabía qué hacer ni cómo actuar y esperaba que en cuanto su alfa lo sepa lo acompañe y que ambos a pesar de todo pudieran salir adelante.

Pero el miedo seguía presente y cuando menos lo espero, una mano cálida se posó en su muslo con delicadeza.

—¿Estás bien, cachorro? —preguntó una voz masculina a su lado.

Su respiración se vió atorada en su garganta por un momento, pero al segundo se recompuso y giró su rostro para enfrentarlo.

—Estoy bien, estoy bien —dijo más para sí mismo que para la persona frente a él.

Su alfa lo miró largos segundos como si intentará descubrir qué había cambiado. La intensa mirada hizo temblar sus piernas incluso si estaba sentado sentía que iba a derrumbarse ahí mismo.

Ese hombre era su debilidad y apostaba que siempre lo sería.

—¿Seguro? —volvió a escucharse la voz preocupada—. Te ves pálido... si quieres que te acompañe al baño a refrescarte unos minutos dime.

Y su corazón explotó. Una sonrisa nació en el rostro del omega calentando el corazón del alfa en el proceso.

Sabía que todo estaría bien mientras ambos esten juntos.

Juntos iban a hacerlo.

Como alfa y omega, como Jimin y Namjoon.

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Serendipity [Nammin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora