Capítulo tres

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Era la hora de matemáticas y TaeHyung estaba pensando en cualquier cosa menos en números, tal como le era costumbre.

Si le preguntaban a él, la escuela era una pérdida de tiempo, porque vamos, siendo realistas, un gran porcentaje de las cosas que aprendías allí probablemente nunca las usarías en tu vida.

Un claro ejemplo de eso eran las derivadas. Por lo que más quisieran, TaeHyung no entendía para qué demonios le iban a servir. Sobretodo porque en general no sabía para qué servían.

Y esa era una de las razones por la que probablemente debería estar poniendo atención a lo que explicaba el profesor Kwon, pero es que de verdad, por más que intentara, la información no entraba en su cerebro.

Suspiró sintiendo sus párpados pesados. Tenía el mentón apoyado en su mano para así evitar que su cabeza cayera y se golpeara contra la mesa de lo tanto que cabeceaba. Sin embargo, para su salvación, el sonido de la campana llegó a sus oídos haciendo que automáticamente sus energías se renovaran.

—Pueden irse —dijo el maestro Kwon—, a excepción de Jeon y Kim. Debo hablar algo con ustedes.

TaeHyung automáticamente se quedó congelado, dejando de guardar sus cosas en su mochila. ¿Había escuchado bien? ¿Jeon y Kim?

Sus apellidos sonaban tan lindos juntos...

TaeHyung sacudió un poco la cabeza dejando de lado sus pensamientos de simp y centrándose en la verdadera situación. Tuvo la tentación de mirar hacia atrás, donde seguramente estaba JungKook, no obstante, no era el mejor en el arte del disimulo y si el chico sentía su mirada encima y lo miraba haciendo que ambos quedaran viéndose, TaeHyung entraría en pánico.

Por eso prefirió seguir guardando sus cosas y cuando terminó se dirigió hacia el frente del salón. No tardó mucho en llegar allí, quedando cerca de su maestro, y su corazón acelerándose cuando al lado suyo sintió otra presencia. Por el rabillo de su ojo vio que era JungKook, y tuvo que contenerse de gritar como colegiala emocionada.

—Bien, señor Kim, señor Jeon. Les pedí que se quedaran porque debía informarles que desde ahora serán compañeros —el maestro Kwon habló sin realmente mirarlos al rostro, pues estaba guardando sus propias cosas en su maletín—. Más específicamente, el señor Jeon será el tutor del señor Kim.

TaeHyung quería gritar de la felicidad y abrazar a su mejor amigo con fuerza al ver que tenía razón.

—¿Qué? —la voz de JungKook se escuchó—. ¿Por qué yo?

Auch. Aquello sacó a TaeHyung de su mundo de fantasía en el que él y JungKook se estaban casando y tendrían un perro llamado Gregorio.

La verdad que el pelinegro había sonado probablemente más rudo de lo debido. Parecía enojado, más al ver su ceño fruncido.

—Al ser usted el más sobresaliente de la clase, especialmente en el área de matemáticas, es la mejor opción para ser el tutor del señor Kim. —explicó el maestro.

—Hay otras personas que también son buenas en matemáticas y estarán más dispuestas que yo. —JungKook replicó, para nada agradado con la idea.

—No le estoy pidiendo un favor, señor Jeon. Le estoy dando una orden —esta vez el maestro Kwon dejó de arreglar sus cosas y miró directo al pelinegro, su voz sonando dura—. Va a ser el tutor del señor Kim, y tendrá que darle clases en las tardes cuatro veces a la semana.

TaeHyung estaba modo tieso mientras veía la situación. No era capaz de intervenir por dos razones: el dolor de que el amor de su vida estuviera tan reacio a ayudarlo con matemáticas, y que tanto su maestro como JungKook se habían hundido en una guerra de miradas tan intensa que lo intimidaban.

Aunque le dio risa el hecho de que su maestro parecía un huevo enojado debido a su brillante calva.

—Eso sería todo —el silencio lo rompió Kwon—. La próxima semana les preguntaré avances para asegurarme de que estén haciendo lo que les digo. Pueden irse.

Dicho eso, JungKook inmediatamente salió del aula de clase. TaeHyung hizo lo mismo, con la diferencia de que antes de marcharse se despidió de su maestro.

Suspiró analizando aún la situación. Estaba emocionado por saber que tendría de tutor a él mismísimo Jeon JungKook, pero por el otro estaba aún sorprendido por la actitud del chico. Comprendía que ser el mentor de un desconocido que era un tonto para las matemáticas no sería el mejor plan para sus tardes, sin embargo, pensó que el pelinegro sería más amable, incluso estaría feliz de ayudar.

Tal vez lo que decía JiSoo sobre JungKook no estaba tan lejos de la realidad.

—Kim.

Esa voz hizo que detuviera sus pensamientos y sus pasos. Giró un poco la cabeza y vio que era JungKook. ¿Estaba muy joven para decir que se le bajó la presión?

—Dame tu número —JungKook le dijo, más bien sonando como una orden. Ahí TaeHyung confirmó que nunca se era demasiado joven para que se te baje la presión, no cuando el amor de tu vida te estaba pidiendo tu teléfono—. Lo necesito para arreglar lo de las tutorías.

Ah, claro, las clases. TaeHyung céntrate.

Asintió y sacó su celular de su bolsillo, no tardando en darle su número al pelinegro, quien lo anotó en el suyo propio.

—Gracias por aceptar ayudarme. —TaeHyung se atrevió a hablar. Había pensado en decirle algo más como que su voz era excitante cuando parecía dar órdenes, pero creyó que era muy pronto para eso.

JungKook levantó la mirada hacia él, haciendo que ambos se vieran directamente.

¿Aquí es donde se besaban?

—No es como si lo hubiera hecho voluntariamente. —respondió simple el menor, antes de marcharse por el pasillo.

Bueno, en definitiva eso no había sido el beso de amor que TaeHyung esperaba.

Colocó sus manos en las correas de su mochila, y empezó a caminar hacia la salida de la escuela. JungKook no era tal cual lo había esperado, por lo menos no en su actitud, pero eso no le importaba mucho. ¿No decía el dicho "no juzgues a un libro por su portada"? En este caso él tomaría el consejo, pues estaba seguro en un noventa y nueve por ciento de que estaban destinados a estar juntos.

Y sí, eso estaba comprobado por la calculadora de amor que había dado ese porcentaje en la compatibilidad de sus dos nombres.

Posó una sonrisa en su rostro, no dejándose desanimar. Tal vez no sería tan fácil pero haría que JungKook se enamorara de él, después de todo el primer paso del plan ya estaba listo. ¿Qué tan difícil podía ser?

día dos intentando saber cómo superar a jungkook rubio

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día dos intentando saber cómo superar a jungkook rubio.

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Enamorando al Nerd | kookv.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora