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El pequeño cuerpecito de Jeno estaba muy cansado al punto de que cuando terminó a penas y se podía mover en algún instante, sin importar que el otro se había ya movido y separado hace tiempo. De sus ojos no se podía evitar salir todas las lágrimas por el dolor que tenía en su parte baja como también psicológicamente ya que se sentía como un juguete, se sentía demasiado enfermo que tenía ganas de vomitar por alguna razón. Solo que, tras abrir sus ojos, pudo observar como JaeMin estaba mirándolo con burla que le hizo sentir pequeñito.

—Puedes coger las hierbas y flores e irte.— Aquella voz sonó sumamente sucia, viendo como parecía estar fumándose algo por el humo que había lanzado a su rostro, haciendo que sus dientes se apretaran del dolor cuando comenzó a moverse por el dolor que tenía de cintura para abajo, y es que dios, quería irse, no quería seguir ahí y es que cuando a duras penas se pudo vestir, cogió esas hierbas y flores y se fue, limpiando sus ojos e intentando mantener el poco orgullo que le quedaba.

Y es que intentó volar, realmente lo intentó, pero sus alas también dolían, pero prefería volar antes de mover sus piernas, las cuales a penas y llegaba a sentir, cosa que en verdad se le podía quitar el “a penas”, por ende, solo salió volando hasta el árbol donde se encontraba viviendo con su amigo, esperando que este se encontrara bien y no más malito de lo que estaba por haber tardado horas que no podía mentir, él sentía que había pasado casi un día y solo quería descansar...

Llegó a la habitación de su compañero, viendo a este en la cama y como abrió sus ojos, sonrió, como si realmente no pasara nada, como si su espalda superior e inferior estuviera ardiendo y necesitara un descanso. Se acercó a Chittaphon para colocar su mano en su frente para sentir si él se encontraba bien o no, efectivamente seguía teniendo un tanto de fiebre, pero  por suerte parecía mucho menos que cuando se fue.

—¿Estás bien Jeno?— Al escuchar aquella voz suave susurrarle cuando estaba a punto de irse para hacer la infusión, se paró, girando su rostro para sonreír como si nada pasara enseñando aquel eye-smile tan tierno que le caracterizaba.

—Todo está bien Chitta, te prepararé la infusión.— Se sentía mal por mentir a su mejor amigo y sonreír falsamente, pero no podía evitarlo si quería que su amigo siguiera manteniendo esa inocencia que a él le habían arrancado de lleno en tan poco tiempo.

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