Dolphin

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JaeMin guiaba a los otros dos lobos y a las hadas junto con el bebé en silencio, su preciado muñequito estaba ahí para poder cumplir su mayor fantasía, y es que a decir verdad, estaba todo planeado, se casaría con ese hada, demostraría que era su hijo, lo harían líder y después se podría ir con su verdadera pareja tras dejar a Jeno, ¿de qué manera? No sabía, aún andaba pensando en ello, pero tenía claro que intentaría hacerlo de la manera menos dolorosa, aun que el intentar nunca era cosa cierta y podía salir mejor o peor...pero la cosa era librarse.

Mientras tanto, Jeno caminaba en silencio mirando a la nada ya que reconocía este camino mientras intentaba estar completamente alejado de aquel bicho que supuestamente había parido él, y vaya que lo había hecho por que aún sentía a día de hoy los dolores sin duda alguna, pero intentó no pensar mucho en ello y seguir en silencio, agarrado de la mano de su mejor y sobre todo único amigo.

—A cambio de que nos ayudéis, os prometo que nadie más se acercara a ustedes, los lobos protegerán a todas las hadas.— Ambas hadas se miraron a los ojos un tanto sorprendidos ya que eso era bastante increíble, es decir, que la manada de lobos protegieran a las hadas de cualquiera que intentara cazarlos como había hecho en algún momento JaeMin con Jeno, las personas que no habían sufrido nada seguirían sin sufrirlo.— ¿aceptáis? Jeno solo debe de casarse con JaeMin y demostrar que es su hijo, no importa que sea menor.—

Aquello le resultó un poquito raro a Jeno, en el sentido de que, ¿quién dejaba que un niño de 16 años se casara con alguien mayor de edad? No tenía sentido, eso debía de estar completamente prohibido, pero es que después, de que el menor de edad mirara a su amigo y viera el miedo de este, quien tenía varios hermanos pequeños...quería hacerse el fuerte, por lo que después de respirar profundo y sin ningún tipo de sonrisa, asintió de manera leve.

—Está bien...pero quiero que protegáis a los míos, no quiero que nadie ponga ni una sola zarpa en los míos...como hizo JaeMin.— No se cortó en hablar, ni siquiera en decir el nombre para ver como ambos se miraban, al lobo no le importó en lo más mínimo enseñarle sus dientes y casi gruñéndole, pero es que tampoco comentó nada por que era cierto, no era nada del otro mundo por que era verdad, él lo había atacado y no se cortaba en decirlo cuando su hijo y el pase de oro para ser líder había nacido tan adorable.

De seguro le gustaría a JungWoo, su pobre pareja no podía tener hijos.

Y es que hablando de su hijo, vio como se acercaba caminando en su forma de cachorro moviendo la cola de ilusión, cosa que le hizo alzarlo con cariño, acariciando aquel tierno pelaje antes de ver a la otra persona que había formado a aquella cosita, viendo como lo estaba mirando con asco y es que sonrió retorcidamente, acercándose hasta él para rozar sus narices.

—La boda debe de ser cuanto antes cielo, mi manada no puede quedarse sin líder...siéntete orgulloso de ser mi esposa.—