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Una semana transcurrió y Johnny estaba seguro de que ha tenido mejores días que estos. Para empezar su gatita se enfermó, luego su padre había estado un poco irritable, Taeyong sufrió un esguince en el tobillo por lo no estuvo yendo a clases, lo que significaba que tuvo que lidear con el mal genio de Yuta durante toda la semana y por si fuera poco, se acercaba el cumpleaños de su madre ya fallecida lo cual traía consigo una oleada de desánimo, malas energías y tristeza.

Johnny no la estaba pasando para nada bien, pero era bastante usual que sucediera cerca de estas fechas. El ambiente en su casa era deprimente, lo cual sólo lo incentivaba a quedarse encerrado en su cuarto sin tener ganas de ver ni hablar con nadie, pero a pesar de todo, continuó yendo a clases, no debía descuidar sus estudios o podría perder la beca que tal difícil se le había hecho conseguir, así que simplemente tuvo que lidear con su humor y esperar a que los días continuaran pasando hasta que todo desapareciera.

—¿Como sigue Mei? —le preguntó Yuta cuando estaban en el receso desayunando.

—Está mejor, hoy le toca su último chequeo y ya podrá volver a comer su alimento balanceado.

Como era de suponerse, Johnny no había podido disimular su estado de ánimo, aún así hacía un gran esfuerzo para no desquitarse con los demás ya que no quería tener problemas ni preocuparlos pero, a pesar de que Yuta no era tan perceptivo como Taeyong, su amigo notó que algo raro pasaba con él y no dudó en preguntarle al respecto, Johnny sólo respondió sobre el estado de su gata para evitar tener que dar demasiadas explicaciones.

—Me alegro —Yuta colocó una mano en el hombro de Johnny en un intento de animarlo— Por cierto —cambió de tema—, ¿irás al campamento la semana que viene?

Johnny negó en tanto masticaba su comida.

—No lo creo, no tengo muchas ganas.

Yuta no se vio conforme con esa respuesta.

—Oh, vamos John, será divertido, nos ayudará a despejarnos un poco antes de tener que rendir los exámenes.

—En ese caso, prefiero quedarme aquí a estudiar, un campamento me distraería demasiado.

—Pero, exigirte tanto a ti mismo será contraproducente. Necesitas tomar un pequeño suspiro.

—¿Y consideras que concurrir a una salida extracurricular, que estará repleta de actividades y exigencias, es como tomar un respiro?

Johnny lo miró con una ceja alzada en tanto Yuta suspiraba y rodaba los ojos frustrado.

—¿Por qué estás tan empecinado en que yo vaya? —Johnny quiso saber.

—Por nada, sólo creí que sería divertido que vayamos los dos —contestó inocentemente.

—¿Nosotros dos? ¿Y qué hay de Tae...? Oh, espera —Johnny estaba dándose cuenta de la situación—. Quieres que vaya porque Taeyong no puede ir, ¿cierto?

—¿Qué? —Yuta se hizo el desentendido.

Johnny le sonrió con picardia.

—¿Taeyong te abandonó y ahora estás buscando un reemplazo?

—¿Qué estas diciendo?

—Oh, vamos, Nakamoto. Admite que no puedes vivir sin él? —Johnny provocó, causando que el rostro de su amigo se tornara completamente rojo.

—¿Puedes parar de decir estupideces? Eres desagradable.

—¿Por qué tan a la defensiva?

—¿No vas a detenerte? —Yuta chocó su puño derecho con la palma de su mano izquierda en un intento de verse intimidante.

prince || johndoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora