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Al día siguiente, Johnny encontró a Taeyong en la entrada de la escuela, el muchacho estaba con los brazos cruzados y se veía muy irritado.

—¿Qué sucede? —Johnny se acercó y le preguntó.

—Nakamoto es lo que sucede.

—¿Qué hizo ahora?

—¡Ayer tenía que pasarme su parte del trabajo pero no lo hizo! Intenté llamarlo y hablarle por mensaje pero no contestó. Si desaprobamos por su culpa entonces juro que voy a matarlo.

Johnny sonrió enternecido. Taeyong estaba molesto pero se veía tan intimidante como un gatito. Revolvió el cabello del más bajo haciendo que éste se quejara y golpeara su mano.

—No te preocupes, Yong. Conoces a Yuta, él suele dejar los trabajos para último momento. Apuesto a que estuvo toda la noche haciéndolo y no ha dormido nada.

—Lo sé, pero es molesto que siempre haga lo mismo. Realmente me pone en un nivel de estrés que no es normal.

—Ya, ya, tranquilo. Vamos adentro.

Johnny rodeó a Taeyong por los hombros y lo dirigió hacia el interior del edificio. Recorrieron el pasillo que los llevaría hasta el aula que les correspondía. En el camino Taeyong continuó con sus quejas hacia Yuta y también expresando la preocupación que le causaba el no poder entregar el trabajo completo.

Cuando entraron al aula, ésta se encontraba ocupada por un par de alumnos que conversaban entre ellos esperando a que llegara la hora de que las clases comenzarán. Johnny y Taeyong fueron a sentarse en el lugar de siempre pero el más alto había encontrado en la mesa de su pupitre una bolsa de papel un poco grande.

—¿Qué es eso? —Taeyong no perdió tiempo en husmear lo que había dentro de la bolsa, tomándola sin tener el consentimiento de Johnny.

—Oye... —estuvo a punto de regañar a Taeyong pero éste le devolvió el objeto, procediendo a tomar asiento.

—Es sólo ropa —Taeyong le hizo saber.

—¿Ropa? —completamente confundido, Johnny abrió la bolsa, hallando al fondo de ésta el abrigo que el día anterior le había dado al chico que encontró en el basurero.

De inmediato, buscó en el aula la presencia de la misma persona, pero no la reconoció en ninguna parte. Sin pensarlo demasiado, se acercó al grupo de chicos que también estaban en el aula.

—Disculpen —rapidamente obtuvo la atención del grupo, que también lo saludaron amablemente—, encontré esto en mi pupitre, ¿ustedes vieron a alguien venir a dejarlo?

—Sí, yo ví a un chico que entró aquí más temprano y dejo la bolsa pero luego se fue —una de las chicas había contestado.

—¿Pudiste reconocerlo?

—No. Tenía una boina y un cubrebocas puestos.

Johnny asintió algo decepcionado, luego les agradeció y volvió a su pupitre.

—¿Qué fue eso? —Taeyong le preguntó en cuanto lo vio llegar.

—No es nada.

Johnny intentó dejar el asunto a un lado pero la realidad era que en ningún momento habia dejado de pensar en él. Había estado ansioso porque creía que podría volver a encontrarselo en algún momento y entonces podría conocerlo... Conocer su nombre.

Pero si él había devuelto su abrigo significaba que sabía quién era Johnny, lo conocía. Sino no había otra manera de explicar cómo incluso supo dónde Johnny se sentaba usualmente.

prince || johndoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora