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De repente, Johnny estaba siendo muy consciente de lo que la situación con Doyoung estaba ocasionando en él. Sabía que hasta ese punto ya no tenía sentido seguir insistiendo en querer tener aunque sea un pequeño contacto con él por tanto que lo deseara. Era frustrante porque Doyoung no parecía ser alguien muy accesible y también porque para Johnny era imposible quitarse de la cabeza la primera vez que lo vio en ese mugriento callejón. Era evidente para él que algo estaba sucediendo y que de alguna manera Doyoung necesitaba ayuda, lo podía adivinar sólo recordando la expresión en su rostro aquel día. Pero si esta persona se negaba tanto a tener cualquier acercamiento con él, entonces, ¿qué podía hacer?

Tal vez debería dejar las cosas como estaban y seguir con su vida.

Con estos pensamientos revolviendo su cabeza, Johnny salió de la biblioteca para dirigirse a la cafetería donde Taeyong le había dicho que lo esperaría. Pero detuvo su camino cuando encontró a Ten sentado en una de las escaleras con una expresión abatida. Sabía que él estaba pasando por un mal momento, así que tomó asiento a su lado mientras colocaba una mano en el hombro del chico.

—¿Y? ¿Cómo va todo?

Ten, que tenía el costado de su cuerpo apoyado en la pared de la escalera, cambió su posición incorporándose.

—Pues, va todo mal —contestó sinceramente—. Ya debes de haberte enterado, ¿no es así?

Johnny asintió y Ten suspiró profundamente. Éste último tomó el atrevimiento de apoyar su cabeza en el hombro del más alto y de abrazar su brazo como si fuera una almohada.

—¿Sabes? Creo que no me sentiría tan mal sino fuera por la manera en la que mis padres manejaron la situación. Mamá estaba enloquecida y mi padre... ni te cuento, ni siquiera me miró a la cara. Los decepcioné.

Era cierto. Los padres de Ten eran muy estrictos, eran minuciosos con cualquier aspecto de la vida de su hijo, desde la manera en la que vestía hasta en la gente con la que Ten interactuaba. Johnny no podía olvidar la vez en la que los conoció ni los gestos de disgusto que, descaradamente, le dedicaron, cosa que no sucedió con el resto de amistades. Pero Johnny no se sintió atacado, tampoco le tomó importancia. "Después de todo, no les debo nada", pensaba.

—Creen que yo fui el que ocasionó esto... pero si tan sólo supieran.

Johnny recordó lo que había dicho Yuta y su convicción de la participación de Doyoung en la expulsión de Ten de la academia.

—¿También crees que ese chico fue el que hizo que te expulsaran?

Ten lo miró con un atisbo de molestia.

—Estoy seguro de que fue él, Johnny. Es decir, no quiero sonar engreído ni nada pero desde siempre he estado en las mejores posiciones en la academia y que de un día para el otro simplemente decidan que no soy lo suficientemente bueno para estar ahí es ridículo y que sucediera el mismo día en el que accidentalmente bañé en comida a Kim Doyoung no es ninguna coincidencia.

Johnny se quedó callado pero parecía poco receptivo a las palabras del menor.

—Además no es la primera vez que algo como esto pasa y Yuta es un perfecto ejemplo de esto. Sólo tienes que perturbar un poco a Kim y ya estás jodido.

—Pero... lo que pasó ayer fue un accidente.

—¿Crees que eso importa?

Johnny no estaba seguro que decir al respecto. Llevarle la contraria no serviría de nada, Ten no iba a entrar en razón dijera lo que dijera.

—Tiene que haber una manera de solucionar este problema.

Ten sólo negó con la cabeza desesperanzado.

prince || johndoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora