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El silbato se hizo escuchar, lo cual indicaba el inicio del juego. Los organizadores propusieron hacer un partido de quemados para comenzar con las actividades. Su objetivo era que empezaran por algo simple y relajado para entrar en calor pero las cosas resultaron ser de todo menos relajadas.

De alguna manera el curso al que pertenecía Doyoung se mezcló con el de Johnny, y éste último terminó siendo del equipo contrario al del presidente. Durante el juego, Doyoung recibía balones intencionalmente lanzados hacia él, por supuesto que muchos de los participantes aprovecharon la oportunidad para desquitarse pero el que más emoción le dedicaba al juego, era Yuta, demasiado enfocado en hacer perder a Doyoung, pero éste siempre terminaba siendo salvado por Kun.

Para Johnny era graciosa la manera desinteresada en la Doyoung jugaba, él simplemente se movía detrás de la espalda de Kun, con ambas manos en los bolsillos de su campera deportiva, acompañado de una expresión aburrida en su rostro. Pero Doyoung no se pudo salir con la suya por demasiado tiempo ya que Kun fue golpeado por la pelota, lo cual lo descalificaba del juego y ese fue el momento en el que tuvo que comenzar a involucrarse si es que no quería perder.

Doyoung logró esquivar todas las veces en que la pelota se dirigía hacia él y, en algún momento, pudo atraparla y tenerla entre sus manos. Todos parecían temer ser el o la que recibiría el lanzamiento, pero Doyoung apuntó hacia Johnny. Éste levantó una ceja y Doyoung la lanzó hacia él. Johnny se quedó quieto recibiendo tranquilamente el golpe en una de sus rodillas. La profesora que supervisaba el partido hizo sonar su silbato indicando que éste debía retirarse del partido.

—¡Johnny! —Yuta reclamó mirándolo molesto.

—¿Qué?

—¿Qué te sucede? Ese saque fue muy fácil ¿Por qué no lo esquivaste?

Johnny subió los hombros haciendose el desentendido y fue a tomar asiento en la banca con el resto de compañeros eliminados. Desde la banca Johnny se dio cuenta de que Doyoung lo miraba con una pequeña sonrisa traviesa en sus labios pero volteó la mirada en cuanto fue descubierto. Johnny tampoco pudo evitar sonreír.

El juego acabó, un rato más tardé. Doyoung luego de jugar por un par de minutos terminó aburriendose y simplemente se salió de la cancha, sentandose al lado de Kun. Nadie le dijo nada por haber hecho eso pero bueno, parecía que Doyoung tenía el mundo en sus manos y podía hacer lo que quisiera cuando quisiera.

Durante lo que restaba de la tarde, continuaron realizando más actividades, las cuales incluían: plantar árboles y dar un paseo en canoa por el lago.

En la noche, cuando todos dormían, Johnny no podía parar de dar vueltas en su cama. El hecho de estar en un lugar desconocido no ayudaba a su mente intranquila descansar. La verdad era que con todo el asunto del campamento, Johnny se había distraído lo suficiente como para no pensar en el cumpleaños de su madre pero ahora que todo estaba silencioso y oscuro, la angustia y el nudo en su garganta volvió a invadirlo.

Por tanto que lo intentara, no lograría conciliar el sueño. Era frustrante siquiera pensar en lo cansado que se sentiría al día siguiente. Finalmente decidió salir afuera a tomar un poco de aire. Se levantó de la cama y buscó en el bolsillo de su mochila la caja de cigarrillos y el escendedor que había traído consigo para después salir de la cabaña, teniendo cuidado de no despertar a nadie. Se escabulló hasta un sitio en el cual, él creía que nadie podría verlo. Se quedó debajo de un árbol con raíces enormes, en las cuales se hizo un espacio para sentarse. Colocó el cigarro en sus labios y luego acercó la pequeña llama que emanaba el escendedor pero éste terminó en el piso cuando Johnny se sobresaltó al oír una voz cerca de él.

—Está prohibido fumar aquí —Doyoung estaba parado a su lado, vistiendo un pijama de seda de color azul y un cárdigan blanco encima de éste. El cabello negro brillaba tenue debajo de la luz de la luna que se colaba entre las hojas y ramas del árbol.

prince || johndoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora