La decisión de una chica enamorada

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Uraraka se encuentra en su habitación dándole puñetazos a su almohada (Izuku te odio, te odio, te odio, te odio, te odio) luego dejo de hacerlo para abrazarla (odio que sepas cosas de mí, odio que me comprendas, odio sentirme bien cuando estoy contigo, odio que tengas razón) abrió los ojos más de la cuenta cuando recordó algo (Melissa me lo advirtió, sus palabras son peligrosas) ella empezó a rodar en la cama (debí creerle, ahora no me lo saco de la cabeza) Ochaco dejo de rodar y se puso la almohada en la cara —soy una idiota— eso lo grito, pero no se escuchó alto por culpa del objeto (quiero verlo debería buscarlo) empezó a girar de nuevo (no esa es una mala idea, además ¿Qué haré cuando me lo encuentre?) se detuvo (¿A eso se referiría Melissa que sin darte cuenta ya estas bajo su control?) —Eres un idiota Midoirya sal de mi mente— (iré a donde él y le diré que no me hable más nunca en su vida) la chica se sentó en el borde de la cama (solo es una patética excusa para verlo, sé que haré todo lo contrario)

Ahora mismo el pecoso está en el taller, dándole en cuatro a Mei mientras ella se recostaba en la mesa, el peliverde tiene un brazo de la chica así jalándola hacia él.

—Oye Izuku por favor para, déjame descansar me matarás— lo decía mientras gritaba fuertemente.

Él la tomo por el caballo jalándola un poco —cállate, hoy haré lo que quiera—

Aunque ella le pedía que parara en realidad no quería que lo hiciera, esa brusquedad del pecoso le encantaba, sacaba la lengua por el placer y cambio las suplica para empezar a gritar el nombre del peliverde, este cambio de posición sentando a la chica en la mesa, ella abrió las piernas así el pecoso le volvió entrar su miembro, Hatsume le abrazaba el cuello mientras gemía del placer, Midoriya les chupabas sus pechos mientras la embestía.

—Sigue rompiéndome Izuku— (bendigo el sistema anti ruido del taller)

Este continuaba con lo suyo, mientras besaba a la peli rosa este pasaba sus manos por los muslos de la chica —disfruto tocarte Mei— así mismo paso sus manos por la espalda desnuda de ella, acariciándola haciéndole sentir escalofrío —veo que te gusta que te toque— Hatsume abrazo al pecoso y le mordía fuertemente el hombro —amo esa acción que haces, cada vez que te vas a venir—

—Demonios Izuku, lo estás haciendo mejor que de costumbre—

—Vengo inspirado— después de eso beso su cuello.

Después de ese momento Hatsume se vino, mordiéndolo más fuerte y clavando sus uñas en la espalda del chico, esa última ronda la dejo muy cansada, recostó su cabeza en el hombro del pecoso respirando agitadamente —sácalo por favor, me dejaste muy sensible— este solo obedeció —ni siquiera te veniste— le dio una sonrisa lasciva —me encargaré de eso ahora— se arrodilló frente al chico empezándolo a masturbar —échamelo todo en la cara, sé que te gusta esa vista— acelerando los movimientos de su mano, esperando con su boca abierta y la lengua afuera el semen del pecoso, que después de unos minutos llego, prácticamente le baño la cara y sus grandes pechos — ¿Acaso te guardabas para mí, es demasiado? —

—Sí, tenía ganas de darte algo especial, feliz cumpleaños, tu otro regalo esta debajo de la mesa—

— ¿Cómo sabías que es mi cumpleaños? Nunca te hable de eso—

—Tengo mis métodos—

—Aizawa ¿Cierto?—

—Si—
—Lo sabía— bromeando —después de todo es tu hermano adoptivo—

Riendo —déjate de bromas y límpiate la cara, quiero seguir besándote—

— Quiero ver mi regalo? —

ArtimañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora