treinta y dos

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CAPÍTULO 32: Sentimientos correspondidos






















Los rayos del Sol se filtraban entre las cálidas cortinas que estaban desplazadas, iluminando el oscuro cuarto que pareciera que no tuviera vida por los colores opacos que residían en las paredes y la escasez de muebles, aunque una cama de una plaza se podía notar en el medio de la habitación, de mantas de una tonalidad violácea aunque con toques negros que daba un cierto de toque de elegancia a la cama.

Sin embargo, un aparato que marcaba los latidos de la fémina se encontraba al lado de la cama; también a un costado estaba una bolsa de un líquido blanco que ingresaba al torrente sanguíneo de Tukusama con lentitud. Sus hebras plateadas estaban a los costados de su cabeza perfectamente, a la vez que su rostro demacrado le daba un gusto amargo a la situación.

Luego de que su cuerpo se haya estampado en el suelo, la marca de la jeringa se extendió hasta poblar todo su cuerpo incluida su cara y, por un segundo, el alma de ella había pasado al otro mundo; pero a pesar de eso, su padre biológico llegó a la escena y le inyectó una sustancia que llegó a contrarrestar el líquido que él mismo le había inyectado hace unos años atrás, y al final pudo lograr que el cuerpo de Gina permaneciera con vida unos minutos más para así poder atenderla y mantenerla con vida hasta encontrar una cura a su enfermedad.

Úɴɪᴄᴏꜱ │ᴋᴇɴ ᴋᴀɴᴇᴋɪ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora