Veinticuatro

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CAPÍTULO 24: Haise.






















Gina observaba con el ceño fruncido su taza de café, revolvió con la cuchara el líquido oscuro pensativa. Sus ojos violetas se encontraban brillosos por las lágrimas acumuladas y soltó un suspiro tembloroso.

Estaba vivo después de todo.

—¿Gina-san?

La nombrada levantó su vista y parpadeó ahuyentando las gotas saladas de sus ocelos y sonrió ligeramente teniendo la atención de Touka.

—¿Qué sucede? —preguntó bebiendo su café con una expresión serena.

—¿Ya te alimentaste?

La oji-violeta dejó la taza vacía a un costado y su sonrisa desapareció, negó levemente para después pararse y caminar con el objeto en sus manos para lavarlo.

—Gina-san, debes alimentarte, aún estás débil.

—No tengo hambre, Touka —informó un poco cansada ubicándose a un lado de Yomo, comenzó a lavar la taza ante la seria mirada de los presentes. El mayor miró con desaprobación a la mujer y golpeó con su dedo índice la frente de la fémina para después irse del lugar.

Touka rió al ver a la Ghoul hacer una mueca y masajear la zona afectada, esta chistó su lengua después de hacer su tarea y salió de ahí murmurando regaños hacia la menor.

—Mocosa irrespetuosa.

Al llegar al sitio en el que vivía solo resopló tirándose al sofá, sus hebras plateadas estabas desparramadas por todo el sofá y sonrió felizmente.

—Estás vivo, Kaneki.

Levantó sus manos blancas y delgadas y soltó un gritito pataleando en su lugar, contenta de confirmar que la persona que le gustaba estaba vivo después de dos años.

—Aunque, has cambiado mucho en estos dos años —murmuró pensativa al recordarlo, las raíces antes blancas ahora estaban negras, su cabello parecía más sedoso y aquella mirada lo hacía ver otra persona—. ¿Quién eres?

Se levantó dispuesta a saber quien es ahora Kaneki pero su cuerpo se tambaleó al levantarse rápidamente, cerró sus ojos sentándose y pasó su mano por su cara. Estaba débil pero no tenía hambre.

—Será después.

Desvió su mirada del suelo para ver las imágenes que rescató de Anteiku, sus labios temblaron al ver a sus padres en las fotos y se acomodó en el sofá con la mirada perdida.

Tenía muchos recuerdos de ellos dos y le dolía un montón tener el recuerdo de sus muertes grabadas en su mente; se tronó su dedo índice con el pulgar inconscientemente y soltó un grito desde el fondo de su garganta.

Abrazó sus piernas sollozando y sintió como las lágrimas resbalaban por sus mejillas, los extrañaba con demasía a Kuzen y a Rio, los mejores padres que pudo haber tenido y les desgarraba el alma el haberlos perdido.

Sentía un inmenso dolor esparcirse por todo su cuerpo al recordarlos, y había sentido morir cuando pensó que Kaneki había muerto. Pero a pesar de saber que estaba vivo, sentía que pronto ella no estaría en la vida de él.

Tenía una corazonada de que el tiempo de ella se estaba reduciendo y, en cambio, la de él iba a seguir con su curso, un largo curso de vida.

Se restregó sus ojos con sus manos queriendo quitar todo rastro de lágrimas y sonrió débilmente, si ella moriría sería protegiendo a aquel hombre que tanto quería.

—¿Gina, puedo pasar? —escuchó detrás de la puerta y se sentó correctamente para emitir un sí. La puerta se abrió mostrando una cabellera rojiza y soltó una leve risa al ver entrar a su querida y única amiga.

Portaba un vestido negro con escote y pegado a su cuerpo, sus labios pintados en un color rojizo oscuro y una sonrisa estaba en su rostro.

—¿Por qué tan feliz? —cuestionó a penas ver esa sonrisa que delataba lo feliz que estaba su acompañante.

—¡Porque los chicos me dijeron que saliste de esta cueva y te alimentaste un poco! —caminó a pasas rápidos hacia la peli-plateada para tirarse arriba de ella, la abrazó con emoción y repartió varios besos por el rostro pálido de la oji-violeta.

—Itori, deja eso —sonrió moviendo su rostro haciendo reír a la pelirroja—. ¿Qué te trae por aquí? Pensé que estabas haciendo tus andadas.

—Oh, sí. No sabes lo divertido que es —soltó una risa divertida y salió de las piernas de la fémina para acomodarse a un costado—. Me he enterado que viste a cierto peli-blanco.

—¿Qué? ¿Cómo?

—Tengo mis contactos —elevó una de las comisuras Itori al decir eso—. Por cierto, él no es Kaneki.

—Lo sé, todo en el cambió.

—Y como soy tu única y la mejor amiga que tienes, te he traído información sobre tu querido enamorado —se estiró un poco y llevó sus pierna arriba de las de Gina para ponerse más cómoda—. Se llama Haise Sasaki, tiene veintidós años, es líder de un grupo de investigadores Ghouls en la CCG. Y es un investigador ghoul de la primera clase.

—Haise —murmuró ida Gina, acarició las piernas de la mujer aún en aquel estado—. ¿Tiene amnesia?

—¿Cómo lo sabes?

—Si no la tuviera, me hubiera recordado cuando nos vimos hace unos días.

—Yo... lo siento, Gina —se lamentó Itori, pudo obervar como los ojos violetas de su amiga se cristalizaban y la abrazó—. Sé lo duro que fue para ti estos dos años ante la desaparición de Kaneki, sé que lo amaste un montón pero ahora él está vivo y puedes acercarte a el.

—No puedo —negó sacando las lágrimas que bajaron por sus pómulos y le sonrió tristemente hacia su amiga—. Él ahora es un investigador y con su olfato podrá saber que soy una ghoul, lo metería en problemas a él y a los chicos.

« Pero, lo cuidaré como una vez le prometí.

—Yo... lo quiero demasiado y no dudaré en entregar mi vida por la de él.




 lo quiero demasiado y no dudaré en entregar mi vida por la de él

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Úɴɪᴄᴏꜱ │ᴋᴇɴ ᴋᴀɴᴇᴋɪ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora