Capítulo 12: Socios por casualidad

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Las casualidades no existen,
todo pasa por algo.
—Ron Israel

[⚜️]

Desde un campo abierto y decorado por flores que aún yacían dormidas, se distinguía un joven moreno desde la lejanía, el cual fabricaba con sus pequeñas manitas una corona natural verdosa. El niño tarareaba. Estaba emocionado ya que pensaba regalar esa misma corona a una persona muy especial e importante para él.

El cielo está muy bonito.

Pensó el moreno al levantar su vista, contemplando cómo los rayos del Sol abrazador le golpeaban en el rostro. Disfrutando de ese calor. El cual comenzó a ser molesto y tuvo que cerrar los ojos antes de que se quedara ciego por la luz.

No había nubes en ningún lado, era como ver un mar limpio patas arriba.

Gon le gustaba lo que sus ojos veían.

—¡Gon~!—el nombrado rápidamente reconoció aquella voz. Le sería imposible no reconocerla.

—¡Mito-san~! ¡Estoy aquí!—contestó mientras sacudía la mano y asomaba su puntiagudo pelo para captar la atención de su tía, para levantarse rápidamente con la corona de flores ya terminada en su palma y empezar a correr hacia ella. La mujer estaba acompañada por una señora que lucía de la tercera edad con una cesta llena de frutas colgando de su brazo, cosa que no pasó de desapercibido para el moreno. Seguramente acababan de recolectarlas de algún manzanero cercano antes de venir a buscarlo—¡Mito-san! ¡Abu! ¡Espérenme!—gritó al ver como ambas mujeres se alejaban poco a poco de él. Aunque pasaba algo raro. Ellas no se estaban moviendo. Mejor dicho, era como si Gon fuera el que se estuviera alejando. Estaban paradas y esperándolo con una gran sonrisa, pero cada vez que el niño se intentaba acercar, era como si la distancia se agrandara o él retrocediera.

De repente una gran ráfaga de viento lo golpeó en la cara, tirándolo al suelo, pero aún con el agarre de la corona de flores en su mano. Entonces se dió cuenta de algo. Las flores ya habían florecido, estrenando sus colores rojizos de distintos tonos para que todo el mundo las viera. Tanto las flores del campo como las que tenía su corona habían despertado. Se sorprendió de lo bonitas que eran y rápidamente las reconoció.

Eran Lirios de Araña Roja.

Nunca antes las había visto por la isla. Realmente eran bonitas. La primera vez que las vió fue en un libro de flores que Mito-san una vez había comprado para su jardín, pero el campo no fue lo único que había cambiado, también el cielo.

El mar limpio que había visto hace unos momentos, se había convertido en una gran ballena blanca brillante. Como si una gran lisa nube hubiera acaparado todo el cielo. Tragándose todo el hermoso azul.

Que raro...

Pero más raro fue el dolor punzante que sintió en su dedo, que del impulso, soltó la corona de Lirios para llevarse la parte dañada a la boca. Chupando y curando la herida con su saliva.

Aquella corona floral que había fabricado con amor con sus propias manos, se había convertido en una de espinas. Remplazando los bellos y únicos lirios rojizos por líquidos olorosos a hierro. Líquidos que se podían encontrar en cualquier cuerpo mamífero y líquido que acaba de sobresalir de su dedo.

Sangre.

Era sangre.

Gon rápidamente se asustó por el panorama, y su único pensamiento fue correr a los brazos de su tía y abuela. Aquellos brazos tan cálidos que lo hacía sentir a salvo y en paz.

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⏰ Última actualización: Apr 21, 2022 ⏰

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