Capítulo 3: Mal comienzo

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El problemas es que la gente sabe poco,
pero habla mucho.
—Solo una desconocida

[⚜️]

—Y b-bueno... ¿Que estás haciendo?—finalizó Gon después de un silencio incomodo que se formó por la gran mentira que había dicho antes.

—Oh. Kalluto ta praticaendo. —la niña se acercó al moreno para extenderle la mano para ayudarle a levantarse, y apenas lo hizo, aún le seguía doliendo la espalda por tremenda caída.

—¿Practicando?

—Si. Mira...—pero una tercera voz por la lejanía la interrumpió.

—¡Kalluto~!

¿Y esa voz? Me parece haber escuchado una mujer.

Se iba a dar la vuelta cuando sintió un pequeño empujón y un jalón que lo arrastró detrás del árbol que se había caído, iba a reprochar cuando la mano diminuta de la menor se posó en sus labios, aprisionandolos mientras le hacía una señal de guardar silencio.

—Es madre. Si madre venos matará a Kalluto, y lugo madre teh matará a ti. Escondel aquí. Kalluto lleval a madre leijos da ti. —antes de que pudiera argumentar algo, la joven despareció de su vista para luego irse corriendo donde había dejado sus tijeras y papeles.

—Mi lindo Kalluto~ ¡Te había buscando por todas partes!—Una mujer de pelo carbón el cual lo tenía recogido en un moño, vestida de un kimono tradicional negro y con sus ojos cubiertos por un visor electrónico venía corriendo hacia la dirección de la menor.

¿Lindo? ¿No se referirá "linda"?

—Kalluto pedir peldon, madre. Kalluto stuvo distraído.

—Ya da igual, mi niño. Ven. Mamá preparará galletas para tus hermanos, ¿La quieres ayudar?—el menor sacudió la cabeza repetitivas veces, sacándole una risa juguetona a la mujer la cual parecía ser su madre. Y con cariño, la mujer se agachó para cargar en sus brazos a su hijo y así volver dentro de la mansión tarareando una nana, dejando a un Gon sin aliento y confundido.

¡Eso estuve cerca!

Pero... lo más importante.

¡¿Esa niña era un chico?!

Mientras se dejaba una nota mental para la próxima vez que se viera con Kalluto y se memorizaba el rostro de la dama, una pluma suavemente cayó en su nariz. Cosquilleando sus fosas nasales hasta el punto de hacerle estornudar, un estornudo bien lindo por cierto.

—¡Polluelo! Pensé que no te dejarían salir de aquellas cuatro paredes.

—¿¡Himeko!? Pensé que no volverías hasta el anochecer...—la ave estaba posada en una de las ramas del árbol, observándole con aquellos grandes ojos zafiro brillantes. Gon, al admirarla más de cerca se dio cuenta que la ave tenía un gran parecido a ese tal Killua.

—¿Y dejar que estuvieras todo el día con esos monstruos? Primero muerta. Aparte, creo que ya sé dónde está Kon. —murmuró en voz baja para la sorpresa del moreno.

—¿¡Donde?!

—Shh~ baja la voz. No estoy segura pero creo que lo tienen preso en una jaula, por lo menos le dan de comer pero eso no es lo que me preocupa. —susurró lo último mientras agachaba su diminuta cabeza, cosa que Gon captó rápidamente.

El Monstruo | killugonkilluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora