Capítulo 8

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Maratón 1/2

Narra Skykar

El guardia me había acompañado, como había prometido, hasta el avión, y ahora me ayudaba a acomodar mis mochilas y bolsas en los soportes.

-¡Buf! –se quejó al coger mi mochila- ¿Qué llevas aquí?

-Mi instrumental de dibujo –respondí sin mirarlo

-De...¿dibujo? –preguntó extrañado- ¿Y qué llevas? ¿Una caja de doscientos colores?

-Doscientos cincuenta, en realidad –respondí sonriendo levemente

Sentí al guardia detenerse por unos instantes y después seguir acomodando mi mochila. Una vez listo todo, me senté en la butaca que daba a la ventanilla.

-En el vuelo no te puedo acompañar –dijo sonriendo-, pero le diré a las azafatas que te echen un ojo, ¿vale?

Traté de no resoplar y sonreí agradecida. En cuanto bajó del avión (después de poner sobre aviso a las azafatas), solté un largo suspiro y miré por la ventana. Aún estábamos en tierra, y el avión iba prácticamente vacío. Sólo estaban algunos cuantos matrimonios de ancianos y los típicos empresarios pegados todo el día al móvil. Personalmente, no me caían muy bien, porque, hace tiempo, mi padre fue uno de ellos, y una de las razones por las que nos dejó era esa; pero obviamente había muchas más opciones.

Abrí la mochila gris (la de los aparatos electrónicos) y saqué mis auriculares y mi IPod. Escogí una lista de reproducción (de Fall Out Boy) y comencé a escucharla hasta que alguien se sentó a mi derecha y me golpeteó en el hombro.

-¡Hola! –oí por encima de los cascos- ¿Qué escuchas?

Giré levemente la cabeza. Era una chica de mi edad, con el cabello dorado recogido en una coleta alta y con unos destellantes ojos azules. Para mi suerte, no daba señales de que le gustara el rosa ni limarse las uñas; iba vestida con una camiseta de tirantes blanca y unos shorts oscuros rotos que combinaban bien con sus Converse vaqueras. De primeras parecía buena gente.

-Hola –respondí- Nada, música al azar.

Silbó.

-Sí, ya, claro –dijo levantando una ceja-, y yo nací morena, ¿ves?

No pude evitar reírme ante su comentario. Levantó aún más la ceja y me quitó mi reproductor cuando estaba distraída.

-¡Eh! ¡Eres una desconocida, me estás robando!

-Dianne Army –dijo apretando una mano en el aire- Mucho gusto.

Se me descolocó la mandíbula. Me quitó uno de los auriculares y se lo puso en su oído. Movió levemente la cabeza al ritmo de la música, sonriendo.

-Es buena –comentó

-Es de Fall out Boy –respondí encogiéndome de hombros

-No te has presentado, desconocida –señaló Dianne

-Es verdad –observé- Me llamo Skylar James. Un gusto.

-Igualmente... -le rugió la barriga- Oye, tengo hambre, ¿tú no?

Y dicho eso, se dobló hacia delante y de debajo del asiento sacó una mochilita y de ella un sándwich de mantequilla de cacahuete. Abrí mucho los ojos e intenté arrebatárselo, pero ella se apartó hábilmente y siguió comiendo.

-¡Te van a pillar! –le susurré

-Naaa –resopló- Nunca me pillan

Giró entre sus dedos lo que parecía ser una navaja y sonrió. Guau, así daba miedo de verdad. Por instinto me aparté, y eso debió de hacerle gracia porque empezó a reírse como una loca. Devolvió la navaja al sitio de donde venía. ¿Pero qué demonios...?

El Despertar (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora