Pov Skylar
Me desperecé y miré a mi alrededor. Estaba en mi habitación del hotel, como los días anteriores.
Sí, ya llevaba dos días en Nueva York y, la verdad, no había ocurrido nada interesante. No había salido a echarle un ojo a la ciudad porque el señor Mutante (que descubrí que se llamaba George) me dijo que mi padre ya me había ingresado en un instituto para hijos de padres ricos. Como había faltado todo el curso, ahora me tocaba ponerme al día en dos días. Por suerte, llamaron y me dijeron que no hacía falta hacer todo lo de los trimestres anteriores, sólo lo poco que llevaban del último, que, en realidad, era mucho.
Me desperecé y me levanté con pesadez. Enseguida corrí hacia la ducha y me bañé. Cuando salí, me puse la ropa interior y fui al armario (ya había desmontado la maleta) para escoger que ponerme. Aquel día había amanecido soleado y hacía buen tiempo, así que escogí una sencilla blusa de tirantes azul con volantes y unos pantalones blancos cortos que combiné con mis Converse negras, o bueno, que intenté combinar. Me recogí mi largo pelo en una coleta y salí de mi habitación, o más bien apartamento, porque allí las habitaciones eran como un apartamento en los barrios más aislados de donde yo vivía.
Bajé al trote las escaleras cuando escuché unos pasos que corrían y que se tropezaban una y otra vez. Asomé la cabeza por la barandilla y vi justo como Fred (el portero) se caía de bruces contra las esceras. Ahogué una exclamación y bajé los escalones de dos en dos hasta él. Cuando llegué a su lado, le cogí por los hombros y lo levanté.
-Vaya Fred, sí que vas con prisas -jadeé
Esperé a que Fred me contestase, pero estaba recuperándose de la caída.
Fred era el hombre que me dio las llaves el primer día. Era un hombre menudito con poco pelo a los lados de la cabeza (y ninguno en el resto). Tenía un poco de barba y era siempre muy nervioso. Andaba de allá para acá buscando lo que no encontraba y llamando a quien ya no estaba. Era un manojo de nervios, aunque justo por eso era muy gracioso.
-Uf...uf... -jadeó- La limpiadora no ha llegado aún y faltan diez minutos para que llegue el autobús con los turistas de Washington. Y encima no puedo atender abajo porque tengo que ir yo a hacer el trabajo sucio. ¡Estamos desbordados!
-¡Eh! -lo zarandeé- Fred, tranquilízate. George y yo estamos aquí para ayudar, ¿verdad George?
Apenas había tardado unos segundos en darme cuenta de que ya lo tenía pegado a mi espalda, siguiéndome a todas partes excepto cuando estaba en mi habitación.
-Por supuesto -dijo colocándose a mi izquierda.
Fred sonrió mostrando su brillante, cuidada y completa dentadura.
-Muchísimas gracias. Ahora, ¡tenéis mucho que hacer! ¡Hay mucha gente en cola, así que vamos, vamos! -Fred nos empujó a los dos a bajar las escaleras hasta que tuvimos que caminar por voluntad si no queríamos convertirnos en croquetas humanas.
Levanté la cabeza y miré a Fred enfurecida, el cual sonrió con inocencia, se encogió de hombros y salió corriendo. Resoplé y puse los ojos en blanco.
-Vamos George -dije recuperándome- Tenemos trabajo que hacer.
-Hay dos colas, ¿a cual va cada uno? -me preguntó
-Me pido la que tenga menos gente -dije sonriendo
George se giró y me miró con espanto. Yo me reí y le di una palmadita consoladora en el hombro.
Corrí hacia la cola más cercana, que también era la más vacía, y empecé a atender a la gente como buenamente podía, entregando las llaves de las habitaciones que tenían reservadas y asignando las pocas que quedaban a los que no habían llamado para, pues, reservar (obvio, ¿no?).
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El Despertar (Nico di Angelo)
Fanfic¿Qué ocurriría si los personajes de tu libro favorito despertaran y fueran de carne y hueso como tú? ¿Qué harías si te pidiesen que les ayudaras a volver a su mundo? ¿Y qué harías si te enamoraras? ¿Qué harías si te enamoraras de ese personaje al q...