Capítulo 15

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Narra Skylar

Cuando abrí los ojos, me encontré en una lúgubre habitación cerrada y rodeada de una bruma grisácea que desprendía un leve olor ácido que me hacía lagrimear. Por unos segundos, intenté pasar por alto el humo que me intoxicaba lentamente para prestar atención al lugar en el que me encontraba. Estaba segura de que no era el hotel de mi padre, o lo que quedaba de él. El suelo, frío y de roca poco pulida, no estaba cubierto de escombros y parecía más grande que la salita de espera donde hasta hace nada, estaban las empusas y Nico di Angelo.

¡Nico di Angelo! Casi lo había olvidado (por imposible qué parezca). ¿Realmente había estado él en el mismo sitio que yo? O sea, ¿mi personaje favorito de mi saga favorita...había realmente peleado delante de mis narices? ¿Había hablado realmente con él? Debía ser todo un sueño, es decir, ¡es que era físicamente imposible! ¡Se supone que él era únicamente un personaje perteneciente a una obra narrativa! ¡Normalmente, lo que se escribe en un libro, se queda en ESE libro! [Excepto en Corazón de tinta , pero ese es otro tema que no viene a cuento] ¡No sale mágicamente, NO!

Mis pensamientos se frenaron en seco cuando dejé de notar el tufo ácido que me abrumaba segundos antes. Para mi sorpresa, la nube de humo se había desplazado y ahora desaparecía por un respiradero que podía ver en el techo de la habitación. Abrí los ojos con un pequeño atisbo de esperanza y examiné con atención el perímetro de la apertura. Era estrecho, pero, si lo hacía con cuidado, era posible que pudiese escapar por ahí. Lo único que dificultaba la huida era que el techo estaba separado del suelo por una distancia de varios metros.

Observé de nuevo la estancia con la esperanza de encontrar algo para impulsarme hacia arriba, pero la poca luz que había procedía del respiradero en cuestión, y apenas veía unos palmos por delante de mi nariz. Aun así extendí los brazoss  y avancé a tientas en la oscuridad, buscando la pared de la habitación, pero cada vez me alejaba más y más, y a mis espaldas había desaparecido la poca luz que había.

Con el corazón latiéndome desbocado, seguí avanzando en la oscuridad, convencida de encontrar el maldito muro que parecía extenderse kilómetros.

De pronto, empecé a escuchar un murmullo lejano, como si algo repiquetease con continuidad. Traté de hacer caso omiso de aquel sonido, pero cada vez se oía más y más y más cerca, hasta que pude distinguirlo mejor. Un escalofrío me sacudió de pies a cabeza cuando ese murmullo se transformó en una carcajada que se acercaba más y más a mí. Interpuse mis brazos entre mi rostro y lo que fuera que se acercase, pero no sentí nada. Abrí un ojo, temblando, y alcancé a ver a una figura de espaldas a mí, en posición de ataque.

Cabello azabache y ropa del mismo color, llevaba cadenas atadas a sus pantalones y en una mano sujetaba una espada con la hoja negra como el carbón. Tardé menos de tres segundos en reconocerlo.

-Nico... -murmuré.-

Él se giró lo suficiente como para que pudiese ver su rostro y confirmar mis sospechas. De pronto, un destello plateado pasó cerca de mí, y su cara se descompuso en una mueca de dolor. Alarmada, miré su abdomen, atravesado de parte a parte por la hoja de una espada. Un grito ahogado murió en mi garganta cuando se desplomó delante de mí, y mi mundo se volvió negro antes de que lo alcanzase.

¿Era acaso una derrota?

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Desperté de golpe, con un sudor ardiente bajándome por ambos lados del rostro y humedeciendo mi cuello. Traté de hablar, de chillar, de llorar, pero mi garganta apenas llegó a emitir un gemido ahogado.

Oí voces a mi derecha, y antes de poder mover un solo dedo tenía una linterna justo delante de mi ojo derecho y luego del izquierdo.

-Reacciona correctamente a la luz, aunque tiene un poco de irritación -informó una voz masculina rasposa- Veamos al sonido.

El Despertar (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora