Capítulo 13 Agradecimiento

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El grupo caminó en silencio, el asesinato del oficial Makoto los había dejado afectados y desanimados. La emoción de sobrevivir al segundo juego se les escapó tan rápidamente que les pareció nunca haberla sentido.

Al dejar atrás la niebla y volver al pueblo, Aya, Yukie, Tajima y el resto de jugadores se encontraron con que el cielo sobre el pueblo de descanso también se tornó rojizo. Temieron por un instante continuar siendo partícipes del tétrico juego, sin embargo, esa tonalidad no se comparaba al sangriento rojo del cielo anterior. Este era un naranja inofensivo, producto del natural atardecer. Suspiraron y siguieron su camino.

—Nunca creí que me sentiría aliviada de regresar a este pueblo —comentó Yukie rompiendo el silencio.

—Yo tampoco... sigue siendo parte de una horrible pesadilla, pero al menos estamos a salvo aquí —respondió Aya. Se asqueó tras decirlo, la idea de sentirse agradecida por llegar al pueblo era repugnante. Sacudió la cabeza queriendo volver en sus cabales y pensó en su novio, el hombre con el que había decidido compartir su vida. Era joven como ella, solo un año mayor, vivían bajo el mismo techo desde hace un año. Deseaban de corazón construir una vida juntos, lograr estabilidad económica y formar una familia. Eso sí le parecía algo que agradecer, volver a estar con su hombre, en su casa, y continuar logrando sus sueños y metas. Apretando los puños, se dio la vuelta y exclamó—: ¡Gente, no dejemos que esto nos desanime! ¡Logramos pasar el segundo juego trabajando juntos, eso es lo importante! ¡Lo logramos! ¡Sobrevivimos!

Los sorprendió el animado tono que empleó Aya, los jugadores alzaron sus cabezas al escucharla y un pequeño vestigio de la alegría que sintieron antes volvió a surgir, aunque era difícil olvidar la tragedia del policía.

—... ¡Es verdad! ¡Estamos vivos! ¡Gracias al grandote y al viejo pasamos ese maldito juego! —exclamó Yukie apoyándola.

Un murmullo empezó en respuesta.

—¡Sí! ¡Y no solo gracias a ellos! ¡Esa chica también fue de gran ayuda!... ah... —Aya señaló a Yuriko, pero al ver que estaba desmayada, siendo cargada por Satou, apuntó en otra dirección—. ¡Tú también nos salvaste! ¿Cómo te llamas? —le preguntó a Tajima acercándosele.

—Ah, no, como ya les dije yo solo hice lo que vi en una ilustración, no fue gran cosa... —respondió sintiendo que la joven era una reportera buscando su primicia.

—¿Qué dices? Eso fue de gran ayuda, si no nos lo hubieras gritado todos habríamos caído al río.

—De acuerdo, pero... solo fue suerte —respondió adelantándose para evitar más preguntas. No estaba acostumbrado a los halagos o a mucha atención.

Aya hizo una pequeña sonrisa y suspiró, comprendiendo la tímida reacción del hombre. Lo despidió diciéndole con entusiasmo:

—¡Gracias de todos modos! ¡Contamos contigo de ahora en adelante!

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