Dos grupos de personas son secuestradas por dos entidades paranormales y obligadas a enfrentar una serie de juegos mortales, con la constante amenaza de monstruos basados en personajes de cuentos infantiles.
Los participantes deberán poner a prueba...
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El segundo juego se desarrolló en menos de un día, exactamente seis horas bajo los rayos incidentes del sol de verano. Para cuando lo notaron, el sol ya se había ocultado y la fría noche, oscura, vacía de estrellas, les recordó que el descanso era una parte importante del funcionamiento de la nueva rutina, que adoptaron en los dominios de un extraño ser.
La chica maid, Shiori, retornó exhausta a la casa que compartía con Nishimura. A pesar de que el dolor corporal no hiciera peso en su bienestar, era innecesario, estaba lo suficientemente destruida por dentro como para mantenerse de pie. Se tiró sobre la cama y se durmió al instante.
La blanca nieve cubrió las calles de la ciudad. No era normal que saliera de noche del trabajo, pero esa ocasión su jefe, el dueño de la cafetería, le solicitó horas extras para que tuviera más dinero con que sustentar a su familia.
Caminó una cuadra y se encontró con una compañera maid, gracias a ella había conseguido el empleo. En aquel entonces, era su mejor amiga. Le enseñó a cocinar los bocadillos que servían y a preparar el delicioso café característico del lugar. Sin embargo esa madrugada helada, era la última persona que quería ver.
No le dijo ninguna palabra, la miró con una sonrisa desconocida para Shiori. Esa era su verdadera cara, la que ocultó durante los primeros meses. Después de ver el desempeño de la novata, la sumergió en el lado oscuro que escondía la cafetería de maids por la noche.
La rabia de Shiori movió su caminar hacia la joven, se le abalanzó encima en un impulso desenfrenado y la estranguló tomándola del cuello. La sensación en su tacto se sintió familiar, como si ya la hubiera agredido. Los chillidos de su compañera, sus ojos girando hacia arriba, queriendo entrar al interior de su cráneo, la saliva como espesa espuma.
Entre los intentos por apartarla, Shiori cerró los ojos y volvió a abrirlos encontrándose con una persona diferente. Ya no era la amiga traicionera, sino Mila. La observaba con la misma cara de desesperación que mostró cuando Shiori le soltó la mano.
La chica maid se había convertido en la amiga traicionera.
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