Nos despertó el ruido de la puerta abriéndose, y los típicos comentarios que hacían reír a todos..
-Y... ¿Les gustó nuestra sorpresa?- Dice Eduardo mientras toma unas toallas y las guarda en su maleta.
-Demasiado, disfrutamos mucho estar solos ¿Verdad mi amor?-Responde Sara y nuevamente no puedo evitar ponerme completamente ruborizado.
-¿Y si mejor subimos todos al auto? Se hace tarde.- Intento escapar de la conversación.
-Estamos a tres horas de llegar.- Comenta Daniel revisando su teléfono
- NO hay tiempo que perder.- Participa Tania, y todos nos ponemos en camino hacia la camioneta.
Al llegar a Canadá inmediatamente nos hospedamos en el primer hotel que vemos y rápidamente bajamos a pasear por los alrededores de la ciudad y para ser sincero es hermosa. Pasamos a comer al primer restaurante que encontramos el cuál es de comida italiana. Después paseamos por las diversas tiendas que nos topamos.
Para el final de nuestro día nos hemos llenado de recuerdos, entre ellos camisas que dicen, I <3 Canadá, gorras con la hoja de maple y demasiados lentes. Así que como ya se ha obscurecido pasamos a un restaurante, pero en la acera de afuera encontramos a una chica llorando.
-¿Qué te sucede?-Le pregunta Tania con un tono de voz demasiado suave mientras se sienta a su lado.
-¡¿Qué les importa?!- Nos grita la chica, qué es de una estatura pequeña, quizá mida 1.50, de una tez morena y pelo café ondulado.
-Tranquila, todo estará bien.- La consuela Sara.- ¿Quieres pasar por algo de comer?
-¡NO! No necesito su ayuda.
-Oye, tranquila. Puedes confiar en nosotros, estos chicos que vez aquí son la mejor ayuda que puedes tener, ya lo sabré yo.- Le dice Daniel mientras toma su mano y la mira a los ojos, y eso ayuda mucho.
-Está bien...- Contesta la chica un poco más tranquila, mientras se limpia las lágrimas dejando ver sus ojos color jade.
Encontramos un pequeño restaurante con el estilo de taberna del viejo oeste, así que entramos y nos acomodamos en una de las mesas.
-¿Te sientes mejor?- Le pregunto a la niña.
-Sí, un poco. Perdón por haberme comportado tan grosera.- Se disculpa.
-Tranquila, ¿Cómo te llamas?
-Saraid...
-Es un lindo nombre... ¿Qué te sucedió?- Pregunta Daniel.
-Es una larga historia.
-Tenemos tiempo.
-Bueno, sucede que estoy escapando de mi familia.- Eso nos ha tomado a todos por sorpresa.-Mi padre es un alcohólico y mi madre una adicta a la morfina, así que suelen ser muy violentes y desde pequeña he sufrido y soportado todos sus maltratos, para sustentar sus gastos han tenido que vender todo lo que teníamos, pero eso no es suficiente... Nunca lo es para ellos, así que intentaron venderme, ¡¿QUÉ CLASE DE PADRES VENDERIAN A SU HIJA?!, alcancé a escapar de mi casa y tengo planeado largarme.
Es entonces cuando un señor alto y gordo, de piel morena y completamente calvo, vistiendo unos vaqueros muy viejos y rotos, una camiseta blanca manchada de lo que creo que es licor y demasiado holgada, además de notarse completamente molesto.
-¡SARAID! ¿DÓNDE CARAJOS ESTÁS?!- Grita con una voz ronca y áspera, se ha dado cuenta de la presencia de la chica en nuestra mesa y camina con pasos tambaleantes hacia nosotros, estando a 3 metros de distancia comienzo a percibir su desagradable olor corporal, que huele como a una mezcla de alcohol, con sudor y mucha falta de jabón.- Tú vienes conmigo ahora mismo.- La toma por el brazo y Saraid comienza a forcejear.
-¡CONTIGO NO VOY A NINGÚN LADO! ¡SUELTAME ANIMAL!-Le grita, mientras intenta desesperadamente zafarse del fuerte agarre del tipo.
Y entonces sucede lo que menos me pensé, Daniel toma la jarra de agua que teníamos en nuestra mesa y se la estrella fuertemente al sujeto en la cabeza, lo que hace que suelte a la chica y pierda el equilibrio, haciéndolo caer sobre la mesa que estaba frente a nosotros. Entonces aprovechamos a sacar a las chicas y salir corriendo hasta llegar a unas cuadras lejos del local, pero no termina ahí porque el señor nos está persiguiendo en su pequeño beetle amarillo en muy mal estado, apenas los divisamos continuamos corriendo hasta que, sin saber cómo, llegamos al hotel en el que nos hospedamos, así que tomamos el equipaje y lo acomodamos lo más rápido que podemos, entregamos las llaves del lugar y sin tiempo a despedidas subimos corriendo a la camioneta. Apenas salimos del estacionamiento comienzo a escuchar los insultos del padre de Saraid, quien viene a casi medio kilómetro de nosotros, así que acelero lo más que puedo y comienzo a escapar del loco que nos perseguía y funciona porque a los pocos minutos comienzo a dejar de divisarlo en los retrovisores.
Al llegar al cruce para la frontera me detengo en una gasolinera para descansar un poco y asimilar las cosas, así que hago una lista de las cosas más relevantes.
1) Casi nos asesina un anciano
2) Ayudamos a escapar a Saraid
3) El señor podría estar buscándonos ahora mismo
4) Tenemos que salir de aquí lo antes posible
Teniendo esto en cuenta, me dirijo a Saraid quien está sentada en una pequeña banca que hay en el lugar.
-¿Qué piensas hacer?-Le pregunto mientras me siento junto a ella, tomando sus manos entre las mías.
-Sara y Tania me han contado que volverán, ¿Creen que pueda ir con ustedes? Prometo que no seré un estorbo, simplemente quiero salir de aquí.
-Tranquila, puedes venir. ¡TODOS VAMONOS!- Y al parecer todos me escucharon porque suben rápidamente al auto.
Eduardo se sienta al lado mío mientras que los demás intentan consolar a la pobre chica que se ha ido de su país para no volver por culpa de personas con mucha falta de moralidad, no sé por qué pero tengo la necesidad de cuidar de esta chica, a partir de ahora somos lo único que tiene.
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Bienvenido a mi vida
NonfiksiAlejandro es un joven que narra su vida desde el inicio del curso escolar, cuenta las aventuras que vive junto con sus mejores amigos, aventuras llenas de alegría,tristesa y variedad de emociones.Alejandro no es una persona muy abierta, pero eso no...