Hemos cruzado el lago, de este lado pareciera que la vegetación es aún más grande. Miguel aprovecha cada momento para sacar fotografías del lugar. Al cabo de aproximadamente 1 hora de caminata y bromas, llegamos a la entrada de una pequeña cabaña hecha en su totalidad de ladrillos con una chimenea, tiene 4 ventas, 1 por costado, y una de ellas está rota.
-La puerta está cerrada.- Dice Miguel, dándole patadas a la puerta.
-Entonces por la ventana.- Comenta Eduardo.
- Está bien, entro yo primero.- Dicho esto, entro por la ventana.
El lugar se iluminaba por la gran cantidad de luz que entraban por las ventanas y algunos huecos en el techo, era un lugar muy pintoresco y rustico, el tipo de cabañas que ves por películas.
-Deberíamos acampar aquí, piénsenlo, solo tendríamos que tapar el pequeño hueco de arriba, y tendríamos un buen lugar.- Dice Miguel, mirando hacia el techo.
-No es una mala idea, el lugar es algo grande y podríamos poner la fogata por las noches.- Lo apoya Eduardo mientras se pone a su lado y también se pone a mirar el techo. En ese momento aprovecho a tomarles una foto.
-Estoy de acuerdo, pero yo pido junto a la ventada.- Comento poniéndome entre ellos mientras los abrazo por los hombros.- Sólo que hay un pequeño inconveniente ¿Cómo traeremos la camioneta hasta acá?.
-Sólo será está noche, dejamos la camioneta allá y mañana temprano nos vamos.- Dice Miguel, mientras sale por la ventana y se hecha a correr.
Eduardo y Yo o seguimos, comenzamos a correr pero no por competencia, sino, porque podemos hacerlo, corremos como niño que disfrutan en un parque de diversiones, y este es nuestro parque privado... O al menos eso pensábamos.
Al regresar a la cabaña y entrar por la ventana comenzamos a instalarnos. Buscamos lugares sobre los cuales subirnos para cubrir el pequeño agujero pero no encontramos nada, así que Miguel se sube a los hombros de Eduardo y yo cargo a Eduardo en los míos, así apenas alcanzamos a tapar el agujero del techo, tenemos un poco tiempo antes de que nuestra torre humana se caiga, para nuestra suerte fue suficiente para que el hueco quedara cubierto.
Ya instalados y con el hueco tapado, salimos a recolectar un poco de leña y hacemos una fogata. ¿Cómo la prendimos? Con fósforos.
-Y bien...- Dice Miguel mientras me mira y golpea su hombro contra el mío.
-¿Y bien?
-¿Te arrepientes de haberte quejado y estar de malhumorado todo el viaje, además de admitir que nuestra idea fue demasiado superior para tu intelecto "Superior"?
-Si, también me arrepiento de dejar que se comieran todo.
-Para nuestra suerte, guardé un poco de pizza para todos.- Dice Eduardo, mientras saca una pequeña pizza y nosotros le aplaudimos el gesto.
-Alabado seas querido Dios de la piza.- Digo mientras hago reverencias y Miguel me imita.
Después de cenar, nos disponemos a entrar a la casa cuando escuchamos un grito. Inmediatamente Eduardo toma su mochila y nos echamos a correr hacia el lugar de donde proviene el sonido hasta que llegamos al lago donde se supone debería ir el tronco para cruzar al otro extremo del bosque.
ESTÁS LEYENDO
Bienvenido a mi vida
Non-FictionAlejandro es un joven que narra su vida desde el inicio del curso escolar, cuenta las aventuras que vive junto con sus mejores amigos, aventuras llenas de alegría,tristesa y variedad de emociones.Alejandro no es una persona muy abierta, pero eso no...