Aventuras en cuarentena

2. Clases en línea

—¡Es que todo estaba malditamente bien, mamá! —se quejó Doyoung jalando desesperadamente su cabello. —¿A quién se le ocurrió que esto de las clases en línea era buena idea?

—Primero, respira, no quiero a alguien muerto en mi casa, segundo, no puede ser tan malo estudiar la universidad en línea, ¿No?

—No entiendo nada, es mi primer año lo que significa que tengo que reunirme a través de una pantalla con personas que no conozco y probablemente no me van a caer bien, apenas llevo una semana y ya me dejaron diez mil proyectos, veinte mil resúmenes y otras trescientas exposiciones.

—Ok... Lo importante es que tienes a Johnny, el ya pasó por los primeros años de universidad, te puede ayudar.

Doyoung señaló a su novio quién estaba hecho bolita en una esquina de la habitación mientras lloraba y murmuraba cosas.

—Y eso que ya casi termina la carrera —Doyoung miró a su madre.

—Estamos jodidos.

Primeros meses de cuarentena:

¿Salud? Física sí, mental no.

¿Comida? Ni ganas de comer.

¿Cubrebocas? De hello kitty.

¿Mejor amigo? A medio vivir.