El salòn era inmenso, completamente blanco y limpio, el suelo era de mármol y había alrededor columnas con detalles en el capitel de hojas de acanto talladas con cabezas de querubines cuyos ojos parecían observarte, soportaban una cúpula con un agujero en el medio que permitía caer un halo de luz a una mesa redonda intensamente pulida que hacia brillar el color negro del que estaba pintada, la cual con sus sillas del mismo material y color resaltaban ante aquel inusual contexto.
-Es una lástima que el brujo Paramesh no nos haya podido acompañar en este juego- dijo Mizuki, una vampira de oriente, que siempre vestía kimonos de color rojo, los cuales hacían contraste con su piel de color de leche y su cabello negro.
-¿Quién necesita de un brujo cuando lo puedes sustituir por un hechicero?-contestò Algot un hombre lobo nórdico de cabello rubio, ojos cafes y un cuerpo robusto.
Los brujos a diferencia de los hechiceros, son seres que no nacen con los poderes de los elementos, estos poseen el poder de crear conjuros y pociones que les permiten defenderse, son incluso personas sabias, pero su cuerpo envejece igual que el de un humano pero de manera muy pausada y lenta, logrando vivir cientos de años.
-A todo esto, creo que nuestros tres invitados faltantes llegaran tarde a la reunión, eso incluye a la ganadora del juego pasado-
-Tienes razón, fue un golpe bajo el que Sèfora haya usado a Sebastian para tenderle esa trampa a Satarah- Algot se rio fuertemente y la reverberación de la cúpula lo secundo.
- Esa vieja bruja se cree desde que logro acabar con Satarah y su racha ganadora- Mizuki esbozo una sonrisa torcida, logrando ver sus enormes colmillos frontales.
La puerta se abrió de golpe, y Sèfora hizo su aparición, llevaba puesto un vestido blanco corto , para la ocasión, tomo su lugar en la mesa y sonrió en lo que colocaba su larga cabellera roja por detrás de los hombros.-Hablando de mi a mis espaldas Miz.-le lanzo una mirada juguetona.
-Para nada Sèfora, y sabes que si asì fuera solo serian cosas buenas- Mizuki sabia que tener de enemiga a Sèfora era peor que una astilla en la mano que no te puedes quitar por mucho que intentes.
-Me alegro- sonrio.
-Puedo decirte Sèf, que luces increíble, espero que tomes en consideración mi invitación para salir- Algot lo dijo con su mejor todo ligador, el solo se sentía atraído físicamente por ella, aunque esa aura venenosa y mal encarada de la que gozaba Sèfora igualmente le encantaba.
-Al, creo que me subestimas, pero de igual forma me lo pensare- respondió en lo que apoyaba sus brazos en la mesa y colocaba su cabeza en sus manos de forma juguetona.
-¿Y Sebastian vendrá?- pregunto Mizuki.
La puerta se volvió a abrir, cortando la voz de Miz y acaparando todas las miradas de los que se encontraban en la sala. Era el hechicero Abdiel, vestido con un traje completamente blanco que hacia que se perdiera en el fondo, llevaba un sombrero de copa con un listón de color negro y un bastón cuya empuñadura al parecer era de un diamante cuya magia residía en que cambiaba de color conforme a sus ojos. Se quito el sombrero y ocupo su lugar en la mesa en medio de Sèfora y Mizuki.
-¿Quién invito al hechicero Abdiel?, Aquí no hay vela para él en este entierro- reclamo Mizuki con cara de disgusto, a ella no le agradaba para nada ese personaje, no después de que varias de sus antiguas amigas habían caído en su colección con mentiras.
Inmediatamente el se paro como si fuese una especie de neblina rápida y sigilosa y coloco sus manos en los hombros de ella, en lo que le susurraba al oído -¡Oh mon chéri! Alguien te ha dicho que la eternidad te sienta tan bien- y poco a poco fue besando dulcemente su cuello en lo que apartaba y al mismo tiempo acariciaba su lacio cabello. Mizuki era una vampira que gozaba de los placeres mundanos por lo que lentamente fue cediendo a la suave y profunda voz de Abdiel que combinado con ese aroma a incienso y pimienta la volvió ligeramente fuera de sì.
-¡Abdiel! Comportate o no hay trato- dijo Sèfora.
Rapidamente el cambio sus ojos a rosa y reapareció en su silla como si nada hubiera pasado, pero esta vez sentado entre Algot y Sèfora quedando en frente de Mizuki, solo para incitarla de algún modo u otro, ya que a el eso le parecía divertido. Mizuki se sonrojo demasiado, tanto, que para disimular un poco su falta de fuerza, saco un abanico y se lo coloco en el rostro para esconderlo.
-Entonces él será el que remplazara a Sebastian en esta partida- pregunto Algot, con una expresión algo fuera de lugar.
-No- dijo Sèfora –El formara parte del juego, será mi invitado especial-
-¿Qué?- gritaron Algot y Mizuki.
-Eso es imposible, el juego es de cinco, nuestro ritual se rompería si llegase un jugador extra- reclamo el lobo nordico.
-Es por eso que crearemos otro ritual, he estado pensando que este juego se ha vuelto demasiado aburrido y monótono, que les parecería cambiar las reglas un poco para volverlo mas interesante- Todos arquearon las cejas.
-¿A que te refieres?- pregunto Miz.
-Me refiero a un todo o nada, la inmortalidad suprema y la riqueza absoluta, creo que mientras mayor sea el premio, mas énfasis le pondremos al juego- dijo Sèfora en lo que se levantaba de su asiento.
-Pongamoslo asì, el ganador recibe los años de vida sumados que le queden a los perdedores y las riquezas acumuladas por estos, claro esta y los perdedores mueren como simple mortales- Sèfora camino alrededor de la mesa para darle màs misticismo al asunto.
-Cada vez estas mas loca-refunfuño Miz.
-Cuida tus palabras- le advirtió
-Pero tengo algo que lo volverá aun mas interesante, serán dos los ganadores, asi que se podrán formar duos, elijan a la persona que les parezca màs adecuada-
-Es por eso que Abdiel esta aquí, el será tu pareja- Mizuki la interrogò.
-No, Sebastian será mi pareja, el esta reservado para alguien màs, claro que si a ti te interesa puedes preguntarle si le gustaría aliarse contigo-Sefora curvo sus labios en una leve sonrisa y le lanzo un guiño.
Abdiel se quedo con una expresión inmutable, al parecer Sèfora no le había contado todos los detalles de su tenebroso plan pero el ya se hacia una idea de a donde iba a parar todo esto.
La puerta se volvió a abrir de súbito, pero el nuevo invitado no era el que esperaba con ansias Abdiel, puesto que se trataba de un joven hechicero de fuego, con cabello blanco y vestido de unos jeans gastados, una playera negra y una chaqueta de cuero negro que hacia juego.
-Sebastian, que bueno que llegas, toma asiento por favor- le señalo Sèfora su lugar, en lo que el sin inmutarse se sento a lado de Mizuki. Por un breve instante, de los que duran segundos pero se sienten eternos Abdiel y Sebastian chocaron sus miradas, Abdiel nunca había visto esa clase de ojos difuminados mientras que Sebastian se preguntaba que estaría haciendo un hechicero de enorme poder en aquel juego de niños.
-Se conocen acaso-pregunto Sèfora
-¡Por supuesto que no!-gritaron al unísono.
Todos en la habitación se sorprendieron en lo que los dos hechiceros intentaban pensar que era esa electricidad que parecía repelerlos el uno al otro, algo extraño estaba por pasar y ambos lo sentían, pero por el momento era mejor escuchar a la mente maestra de este repentino cambio de planes, Sèfora.
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El juego de los inmortales
FantasySi fueras inmortal ¿Como pasarías el tiempo? Las reglas son simples, cinco entran al juego, solo uno sale, se lleva más años de vida y las riquezas acumuladas de los perdedores. Así era antes, ahora es un todo o nada. Podrías soportar perder tu inmo...