La Galia

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"Donde la Cruz fue clavada, hubo una victoria para el Creador, donde hubo salvajes, ahora hay leales y donde se encontraba el paganismo; ahora se erige un templo" Palabras de Sabín, sobre la Campaña de la Galia.

A nosotros había llegado la desafortunada situación de nuestros hermanos mayores, más de la mitad de sus legionarios se quedaron varados, impotentes al ver a sus líderes perderse a través de un portal tan inestable que terminó por destruirse a sí mismo.

Intentamos ofrecer a sus guerreros una oportunidad de sumar números en la campaña por la Galia, la cual necesitaría todos los efectivos posibles contra el hasta ahora más peligroso enemigo de los leales: Los Galos.

Los guerreros de ambas legiones se negaron a unirse y con todo su esfuerzo se empeñaron a reconstruir el inestable portal nuevamente para auxiliar a sus barbaros señores de la Guerra.

Solo por obligación, Samarión, se vio obligado a prestar sus servicios a nuestra causa, sus dotes militares en la estrategia contra los salvajes galos, nos podrían dar una clara ventaja sobre un enemigo cuya sombra llevaba décadas como un velo debajo de la población leal.

El campamento fue montado sobre una colina siguiendo la estrategia básica de terreno elevado, levantando una rustica empalizada con la madera de los alrededores, encerrándonos en un tipo de figura cuadrada, cuya accesibilidad era únicamente una cuesta allanada.

Se había dejado un considerable espacio entre la barrera y nuestras tiendas, precisamente para cavar zanjas, colocar estacas, así como otros medios de defensa como lagos improvisados y zonas cubiertas con paja que incendiaríamos para causar más desorden dentro de las filas enemigas.

Debido a la poca información sobre los celtas, muchos de estos medios fueron improvisados o copiados directamente de algunos registros de mi hermana Mayor Judans, trampas y tácticas que servirían para cazar animales... Eran aún más eficaces con los hombres...
Nuestro campamento parecía una pequeña villa, sin embargo, la disciplina militar debía ser muy rigurosa, teníamos demasiados efectivos que llevaban décadas luchando contra los celtas, guerreros que habían invadido sus mundos, quemado sus aldeas, saqueado sus tesoros y, por si fuera poco, violado a las mujeres e hijas de la mayoría de algunos legionarios.

Por ello, los permisos de salir fuera de la empalizada e incluso el patrullar, estaban ciertamente muy limitados.

El segundo día que llegamos, un contingente de aproximadamente 370 de nuestros hombres tanto legionarios como comunes, asaltaron una villa cercana...

Durante siglos los leales han mirado con temor el bosque, no solo por las criaturas que le habitan, cada uno de esos vastos lugares de árboles cuyas copas se elevan al cielo, es un icono representativo de los celtas. El Asalto a esa aldea, fue una venganza personal de atacar el corazón del enemigo y en lugar de desmoralizarlo, simplemente se trataba de regresarle todo lo que los Keltoi les arrebataron en el pasado.

Cuando se nos informó de este suceso, inmediatamente acudimos para poner fin al saqueo y la escena que ante nosotros se presento fue sumamente dantesca:

Sobre la rudimentaria barrera de madera que defendía la aldea, yacían empalados algunos cadáveres desollados, privados de sus ojos, oídos, y lenguas. Solo éramos capaces de ver el humo de lo que alguna vez fueron sus hogares por encima de esa protección, mientras escuchábamos las risas de regocijo de todos los asaltantes, orgullosos de sus acciones.

Uno de los soldados que custodiaba la puerta, nos abrió la misma, su cuerpo estaba totalmente bañado en sangre. Incluso su pelo negro se veía empapado en ese líquido, mostrando esa siniestra y psicótica sonrisa de oreja a oreja.

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⏰ Última actualización: Sep 30, 2021 ⏰

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