Los Apóstoles y las campañas de Anexión

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Tras la pérdida del Reino prometido, el Creador se vio obligado a residir en el Olimpo, el mundo que la corte celestial había escogido como habitable, ajeno a los hombres y no alcanzado por los daños provocados durante la rebelión.

Para evitar que los cuartos hijos se autodestruyeran o peor aún, que fueran tentados por la corrupción, el Creador convoco a los arcángeles, conversando con ellos la situación y también una posible solución.

Todos los presentes estaban de acuerdo con abandonar a la humanidad a su suerte pese a la ayuda brindada durante el momento más crítico de su existencia, ninguno propuso una intervención, incluso Gabriel estaba dispuesto a destruir todos los mundos habitados para ahorrar esas dudas a su padre.

La realidad era desalentadora, pero, los poderes telepáticos y omniscientes del Creador le permitían ver las cruentas masacres cometidas por los hombres cegados por la envidia, la ira y el odio, actos tan crueles que paulatinamente los orillarían a la oscuridad tal como había sucedido con el preferido.

Fue tras una agotadora conversación con todos los presentes que el Grandísimo encomendó a cada uno de sus hijos buscar de entre los hombres “perfectos” dotados de pureza, honor, amor e inteligencia (tarea bastante difícil para la época) al mejor de ellos al que le otorgarían y volverían un apóstol aquellos que se encargarían de liderar a los hombres en la futura Gran Anexión.

Los arcángeles aceptaron, pero, no es mentira decir que ellos odiaban a la humanidad, no lo suficiente para cometer semejantes actos como los realizados por Lucifer, aunque si para eludir la encomienda de su padre en la búsqueda de humanos dotados de cualidades que solo los Dioses poseían, esa actitud no era un secreto, pero, tampoco podían rebelarse, el amor que sentían por su padre les impulso a continuar con su tarea sin conseguir ni un solo candidato digno.

Todos estaban bañados en la impureza y por el más mínimo defecto los Arcángeles les rechazaban.

El honor que les iba ser atribuido por el todo poderoso no debía ser digno de ningún impuro, cientos de los que posiblemente pudieron ser los mejores candidatos, estaban siendo descartados y la paciencia del Creador comenzaba agotarse.

Todos y cada uno de los divulgadores no fueron humanos, así como la información adquirida en los últimos siglos sobre la especie Anunnaki y sus creaciones mediante la alteración genética, los segundos hijos copiaron estas artes prohibidas para concebir a los así llamados apóstoles, aunque nos vemos obligados a seguir la tradición eclesiástica de los arcángeles y su pasaje personal para encontrar a estos animales que mediante la magia fueron transformados en hombres (algunos con una forma más perfecta que otros) tema muy opuesto a lo realizado por el primogénito de crear a su propia especie de color llamados Afrikanus situación que también genero la suposición de que ellos utilizaron el poder prohibido para su propio beneficio, originando el movimiento reformista de los hechiceros y futuros sectarios de Vanguard que difundían palabras de odio en contra de los segundos hijos como verdaderos traidores de la causa.

Los primeros dos apóstoles ciertamente fueron un fracaso contundente para la magia y el poder ilimitado del que eran poseedores los segundos hijos, Hércules, fue creado por Miguel y Judans, por Uriel, los datos de su elaboración serían borrados de los archivos del Vaticano así como de las librerías de los restos del Olimpo, ambos destacaban por sus rasgos de su anterior forma bestial, tanto fue así que el Creador inmediatamente se desilusiono del resultado y no entablo conversación con ningún miembro de la corte durante un mes, pero, la deidad se estaba quedando sin tiempo y necesitaba contar con los próximos comandantes de las legiones que se encargarían de esa cimentación del gobierno del hombre en las regiones secesionistas cual fuego de rebelión parecía no sofocarse.

El Sacro Inmortal dio una oportunidad a los dos primeros apóstoles en lo que se conoce como los 12 trabajos de Heracles y la prueba de fe de Judans (escritos que también fueron borrados) su éxito permitió la fundación de las dos primeras legiones compuestas por las cuatro casas madre y diversos grupos menores derivados de las mismas:

Los Leones Negros y los Coyotes Rojos, formadas con mil efectivos cada una (en los primeros años) estas tropas se distinguieron por sus novedosas estratagemas y formaciones de combate imitadas de los propios Ángeles, portaban también corazas de metal, cascos y era fácil distinguirse por el color de sus atuendos.

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