La fundación de Romel

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Fue entonces que antes de esperar al resto de sus futuros hermanos, la conquista de las estrellas daría inicio con la unificación de todo el Sistema Brain bajo un solo estandarte.

Las tribus de hombres libres, dispersas e inmersas en sus propias guerras civiles no vieron la verdadera amenaza que marcho desde el Olimpo hasta las calles de Romel (Actual White Wolf) dos mil hombres bien armados, entrenados y bendecidos por el propio Creador, invadieron a la corrupta ciudad, destruyendo los templos que veneraban a deidades ajenas y quemando los edificios que albergaban razas alienígenas.

Todos los miembros de la guarnición fueron pasados por la espada sin siquiera sufrir ni una sola perdida, la población no corrió con suerte, la cólera del Gran Dios descendió sobre los infieles y por orden divina, todos los hombres fueron ahogados en el rio Luperca, las mujeres incendiadas en hogueras seguidas de los indefensos ancianos, solo los niños al ser inocentes de los pecados de sus padres fueron inducidos dentro de la doctrina eclesiástica para formar la futura civilización de hombres leales en la Sagrada Segunda Isla.

La ciudad no quedo en manos de los niños, las familias de aquellos que lucharon en la Batalla por el Reino Prometido que seguían habitando sus respectivos mundos madre, fueron trasladados a lo que quedaba de Romel, ahí se convertirían en los nuevos dueños y futuros patricios.

El inicio no sería sencillo, no había forma de generar ingresos, las cosechas eran muy tardadas para los pocos habitantes, así como las construcciones que parecían demorar más de lo necesario, en pocas palabras pese a estar habitada la ciudad, no había forma de hacerla crecer tema que representaba el primer reto para el futuro gobierno de los hombres.

El espontaneo circulo de consejeros o "lideres de la capital" intentaron implementar medios no para impulsar una economía que tuvo que satisfacerse con el trueque durante algunos meses, pero, todas las estratagemas de crecimiento en la agricultura y en la infraestructura fueron pausadas por la desviación de fondos (más de los necesarios) a las campañas militares que veían un amanecer rebosante de oportunidades al encontrarnos que la única manera de ascender en la pirámide, era por medio del ejército.

Las reformas no dieron los frutos esperados y el caos nuevamente estaba avivando los fuegos de posibles revueltas o peor, una invasión. Sería en este escenario conflictivo que un personaje entraría en escena, Samarión, de la Familia Manchester tenía el rango de Centurión dentro de la Legión de los Leones Negros que recientemente había sido ascendido por su desempeño en campaña, pese a la primitiva forma de vida de los hombres, la profesión de su familia había sido puramente militar, en su mundo natal habían resistido a las invasiones de los temibles guerreros del norte cuyo salvajismo y anhelo por saciar la sed de sangre de sus maniáticas divinidades era bien conocida por los leales de todo el Eterno.

Con apenas 20 años de edad el joven Manchester decidió presentar su propia propuesta ante los señores de Romel, que seguía una especie de esclavitud implementada en su localidad tras la cuarta invasión de "Vogarat el suertudo", en la carta narraba y explicaba como el uso de esclavos facilitaba la vida de los amos o conquistadores, obras públicas e incluso los campos eran sembrados y trabajados por una clase que no tenía más paga que el alimento, podían ser explotados a voluntad sin rechistar así como desempeñar los roles básicos de una servidumbre hogareña capaz de satisfacer cualquier deseo de un señor que no tendría que preocuparse por nada.

Esta posiblemente fue la mejor propuesta jamás pensada, ni siquiera la calaña eclesiástica que presumía de su caridad y bondad, fue capaz de rechazar la idea de que alguien inferior trabajase para ellos en la edificación de sus cada vez más ostentosos templos e iglesias al Único Dios, tampoco es como que el Creador se molestaría si se utilizaran a los no creyentes, a los blasfemos y sectarios como una mano de obra explotable en servicio de los verdaderos leales a su nombre que se veían en extrema necesidad de una fuente de trabajo que les hiciese crecer como el futuro gobierno que se planeaba forjar.

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