CAPITULO VII

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Estaban dos rubios teniendo una acalorada charla en la mansión del Hokage a altas horas de la noche.

-Sabes perfectamente cuál es tu deber. Que al llegar de cualquier misión tú debes reportarte con el Hokage, o sea yo, TU PADRE!- hablaba firme el rubio mayor, pues no quería perder el control por la preocupación que había sentido todo el día.

-entiendo que estés molesto padre, pero no crees que estas exagerando?- pues como todo joven no pensaba que la acción cometida y comentada por su padre fuera para tanto, después de todo el ¨ya era un hombre¨ o eso quería sentir y/o creer.

-Si no sigues esos simples requisitos de tu misión. Como pretendes ser Hokage algún día? No se supone que ese es tu sueño? El mismo de tu madre? Tienes que ser responsable hasta en lo más mínimo si no todo se ira al carajo.- Si bien se estaba percatando que estaba siendo más duro que de costumbre, no quería que eso quedara como si nada, quería calmarse pues pelear con su hijo no sería la solución a su acción.

Minato ya había perdido a su esposa, a la cual prometió cuidar de su hijo sobre todas las cosas, pese a que su trabajo era muy importante y riesgoso, trataba de ser el mejor padre y siempre hacia lo que estaba en sus manos para serlo, amar, educar, respetar, comprender y reprender a su hijo. Él se había olvidado de ser hombre, se dedicó exclusivamente a Naruto y a Konoha nunca había faltado a la palabra hacia su difunta esposa y eso hacía que a veces fuera sobre protector. Pero quien podría culparlo? Naruto era el único recuerdo que tenía sobre el amor que vivió con su adorada Kushina. Y su joven hijo aún era muy inmaduro para poder entenderlo.

-En verdad estas siendo extremista papá!- solo pensaba en lo mal que estaba tomando su padre el haber llegado tarde –lo siento! Está bien? Después de que llegamos a la aldea le pedí a uno de los compañeros que me toco que te avisara que me reportaría más tarde- explicó – y fui directo a donde Hinata, no había tenido oportunidad ni si quiera de despedirme. Necesitaba verla- dijo el chico ya más calmado, no podía exaltarse con su padre, sabía que tenía razón para estar molesto.

-No se supone que no quieren que Hiashi se entere? Se supone que prometiste a Hinata ser discreto, y con eso pudiste haberla puesto en problemas!- con una mano en la frente y haciendo leves movimientos con su cabeza en forma de negación –hijo no es que quiera meterme en tu relación pero... tienes que ser menos impulsivo, puedo entender tus razones. Tómalo solo como un concejo- decía mientras ponía una mano en el hombro de su hijo, era la primera vez que su hijo le hablaba sobre una novia como tal, y aunque antes le había pedido consejos sobre mujeres y lo había visto con algunas chicas por la aldea, jamás hablo de alguna relación con alguien. Agradecía que fuera Hinata la chica con la que decidió tener una, era apreciada por él y sabía que su Kushina la hubiera adorado, de una buena familia, muy tradicional, bella, amable y la conocía desde niña, solo esperaba que Naruto estuviera a la altura de la formalidad.

-lo sé, lo sé. Fue muy impulsivo y prometí no volverlo a hacer, por suerte Hiashi-san no se apareció- con una cara poco convencedora pues sabía que las cosas no habían salido tan bien como el hubiera querido, primero peleo con Sasuke y después entro a la mansión Hyuga a escondidas como un vil ladrón, vaya que si su padre se enterase de eso, no sería una simple charla como la que sostenían ahora y realmente no quería averiguar que le pasaría –lamento no haber cumplido con mi deber completamente, no pasara otra vez.- su semblante había cambiado por uno determinado, pues vaya que se había equivocado ese día, había hecho enojar a las 3 personas más importantes para el su mejor amigo Sasuke, su amada Hina-chan y a su padre, le prometió a Hinata ser digno para ella así que tenía que mejorar su carácter y sus impulsos.

Minato ya no quiso hacer más alarde de las cosas, con la mirada de su hijo se había convencido de que decía la verdad y que el cumpliría su palabra.

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