JORMUND PARTE 3

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El sol salió, el aire impregnaba un olor a muerte profetizando la batalla que venía, el rey del cuarto reino desde hace veinte años no había luchado una guerra tan grande, el séptimo rey lo sabía, por lo cuál preparó diferentes tropas con un nivel espectacular, el reino Jormund tenía una desventaja grande por su falta de magia. nadie de los vigías del reino le dio importancia al hombre que caminaba por el oeste, cantos de tristeza, casi cantos fúnebres se escuchaban, los soldados los oían y lloraban de frustración, no tenían un mando fuerte como el general Baco, sus tres generales mas poderosos ya no estaban ahí, pero aun así el grupo de guerreras fantasma y de guerreros tigre espadachines que estaban en el frente no tenían temor a morir, además sabían que la inteligencia del rey era imbatible, en el este se acercaban miles de hombres, estos se miraban sin vida, desde las alturas en el templo en la sima del castillo el rey podía notar como el lugar de batalla se pintaba con el color negro de sus trajes, sus armaduras eran fuertes como metal de enano y tenían máscaras de toro en sus cabezas. sus ojos los iluminaba un mal de otra dimensión. muchos medían más de dos metros y sus caballos parecían creados por la magia del mundo de los muertos.

Todo el ejército del rey se posicionó en las cinco filas correspondientes muchos caballeros espadachines afilaban sus espadas, eran casi diez mil personas del reino  los que participaban en esta batalla,

Delante de Tena el rey preguntó a uno de sus sirvientes.

-escucha, ¿ ya vinieron todos los guerreros de los pueblos cercanos con sus familias?, además de ganaderos y demás trabajadores del reino. -señor como usted lo pidió todas las personas de el país están en el castillo o bien peleando a los pies de este.

-¿y ellos tienen magia?-preguntó sospechosamente el rey.

-no señor, ya no la tienen.

-perdón señor, eso es algo que quiero saber -decía Tena, ¿Por qué todos pierden su magia si no están los miembros del culto?, usted debe saber.

El rey dijo con voz tranquila. -Tena, ya lo sabrás, confía en mi. -tomó un libro de  una bolsa y dijo. -este es mi libro de hechizos, se que lo leerás, se que te gusta estudiar mucho, eres muy fuerte Tena, pero tu mente y tu magia superan con creces tu poder físico, estúdialo todo, veras que serás mejor maga de lo que yo el mago blanco del rey profeta una vez fui, recuerda, el mejor hechizo es el que creas con tu propia mente para el bien, el se amoldará a ti y te hará más poderosa.

-maestro. -lo dices como una despedida.

-perdón Tena, no pude enseñarte lo suficiente, te diré que me iré en cualquier momento.

-señor pero es usted el que toma las decisiones en el reino, la guerra depende de usted.

su voz cambió y su rostro, parecía otro.

-cuénteme señor lo que vi ayer, ¿tiene que ver con que nadie tenga magia, no es así?, ¿es porque tu extrañas tu poder?, creo que es por tu esposa también, yo de niña leía sus historias y quería ser tan grande pero me ha decepcionado.

 -ya no me importa que las personas piensen eso de mi, al fin y al cabo todo las personas siempre han pensado solo  en su propio beneficio, por primera y ultima vez haré que yo me beneficie de ellos.

Tena calló, sus ojos lagrimaban de tristeza y de furia, este era el rey que tanto había querido conocer, con el perfil de amor a su pueblo y de poder infinito.

-mira allá -dijo el rey. -ya vienen tus amigos, pensé que se irían, lo lamento, creo que van a morir.

la maldad del rey se había mostrado.

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