Capitulo 11 (Una Triste Despedida)

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Pasaron algunos días, y justamente mañana los jóvenes de bronce se irán a donde quieran.

Cada uno ha hablado sobre donde quieren ir.

Seiya regresara a Japón, sigue buscando a su hermana, espero que tenga suerte y logre encontrarla.

Shun tengo entendí ira con Seiya.

Shiryu a los cinco picos, con el viejo maestro, dejo escapara un suspiro, pensando en cómo sería si nos hubiéramos conocidos unos años antes.

Había pensado en él, para lo que voy hacer, pero el viejo maestro está obligado a acudir como todos los caballeros y posiblemente no se quedaría quieto.

Por último sé que Hyoga volverla a donde su madre descansa.

Creo que lo comprendo en cierta forma.

Mi única idea en este momento, es que no me cuestione por qué hago esto y solo lo acepte.

-¡¡¡MAESTRO!!! ¡¡¡¿DE VERDAD ME DEJARA IR CON SEIYA A JAPÓN?!!!- Esa dulce sonrisa, sus ojos brillantes... Mi pequeño no se imagina que posiblemente esta es la última vez que nos veamos.

Debo guardar la compostura y calmarme, si no se dará cuenta.

-Si- Contestó algo serio, pero demuestro una sonrisa, posiblemente la más fingida que pude dar –Por favor no le causes muchos problemas- Le advierto acariciando sus rojizos cabellos.

-No se preocupe maestro Mu- Cierra sus ojos y oculta sus manos detrás de la espalda –Me portare muy bien, obedeceré a Seiya en todo y le prometo traerle algo- Me abrazo con fuerza después de decir esas dulces palabras.

No me pude resistir y le devolví el abrazo lo más fuerte posible sin lastimarlo, me duele el corazón... Sé que hago lo correcto, pero... Me lastima... No quiero que se aleje de mí, pero... No existe otra forma, no quiero que corra el mismo destino que nosotros, quiero que tenga una oportunidad de vivir.

Retengo mis lágrimas, no derramare ninguna hasta que este solo.

Me separado de mi pequeño, pero no dejo de sostener sus hombros -¿Qué quieres cenar?- Lo miro detenidamente, me doy cuenta que creció, aun me pregunto cómo es que ha llegado hasta donde esta... Yo... No creo que hiciera gran cosa.

-¿Puede preparar momos dulces?- Junta sus manitas delante de su pecho, suplicándome ese pedido.

Usualmente no lo haría, porque luego no duerme, pero... Lo quiero complacer, solo por esta vez.

Asiento con mi cabeza, dedicándole la mejor sonrisa, y ambos nos dirigimos a la cocina.

Kiki esta tan acostumbrado a cocinar conmigo, que lo hace con gusto.

Si pudiera cambiar el destino, lo haría... Pasar más tiempo contigo es lo único que quiero.

Disfrute cada momento a su lado, deje que rellenara los momos con la cantidad de dulce que quisiera, no negare que el sabor de este platillo, fue uno que me gustó tanto.

Pero al terminar me dejo un sabor amargo, sé que no fue en si la comida, si no... Lo que viene, no puedo dejar de pensarlo.

Solo verlo, hacer cualquier cosa, me hace lamentarme, que será la última vez.

Debo seguir sonriendo, hasta que me despida de él.

Hicimos la misma rutina de cada noche.

Salvo que en esta ocasión, yo...

-Kiki-

-¿Si maestro?- Ladeo su cabeza, algo confundido.

-¿Quieres dormir conmigo hoy?- Hago esta peculiar pregunta, hace algún tiempo que ya no me necesita para velar su sueño, pero esta vez yo soy quien lo necesita.

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