Lucas
La ira me corroe el cuerpo e intento calmarla golpeando una y otra vez el saco de boxeo frente a mí, mis muñecas duelen, pero ignoro el dolor centrándome solo en mermar la ira. La noticia de lo que le pasó a Kaile me tiene al borde de un ataque de locura y no saber hacia quien dirigirlo solo logra que me enfurezca más. Gruño cuando escucho pasos tras de mí y me giro solo para encontrarme con Edwin el cual tiene sus manos contra su espalda.
— ¿Qué harás? —Pregunta, serio y yo frunzo el ceño tratando de no dejarme influenciar por la rabia.
—Tengo un plan que ya está en marcha —respondo al tiempo que la puerta se abre dejando ver a uno de los cadetes el cual nos dedica el debido saludo.
—Mi teniente, lo que pidió —dice y tiende una carpeta que contiene la autorización para revisar las cámaras de seguridad del edificio donde vive Kaile y su amiga.
Le dedico una última mirada a Edwin antes de salir y caminar rumbo a mi habitación. No puedo dejar que ataquen a mi prometida y quedarme de brazos cruzados, quien sea que haya intentado hacerle daño tendrá que pagar. Dejo la carpeta sobre mi cama y procedo a cambiarme cuando la puerta tras de mí se abre dejando ver a Sonia con su pantalón camuflado y top negro, dejo salir un suspiro cansado y ella me sonríe haciendo que sus ojos azules se achinen.
— ¿Qué quieres? —Pregunto queriendo que se vaya rápido.
—Sabes lo que quiero —susurra acercándose y yo ruedo los ojos.
—Vete —digo señalando la puerta.
—Eso no dijiste la otra noche —responde y rio sin gracia.
—Esa vez no pasó nada, no te confundas —digo molesto y ella muerde su labio.
Es linda, su cabello castaño recogido en una cola deja ver el pequeño tatuaje en su cuello, sus rasgos son delicados todo lo contrario a su cuerpo que es bastante generoso.
—Como digas —dice con picardía y yo froto mi cara, frustrado.
— ¿Podrías irte? —Digo señalando la puerta, ella solo se acerca y deja un beso en la parte de atrás de mi oreja.
—Vendrás a mí, te lo aseguro —susurra logrando tensarme, se separa y me dedica una sonrisa victoriosa antes de salir.
—Joder —jadeo antes de ir al baño y ducharme.
Salgo del comando con mi ropa de civil, pero asegurándome de llevar algo que me identifique. El camino se me hace extremadamente largo mientras doy órdenes desde mi teléfono para que desplieguen un bloque de búsqueda para encontrar a quien intentó dañar a Kaile. No sé si solo estoy exagerando, pero según lo que Kaile me dijo, esto no parece obra de un simple loco obsesionado, esto es algo mucho más grande y temo que no pueda controlarlo. Eran rusos, eso deduje según el cartucho que encontré, esas armas son exclusivas para un grupo de personas y si mis sospechas sobre estas son ciertas, esto es una mierda.
Detengo mi auto frente al edificio el cual está rodeado por cinta amarilla mientas policías vigilan el área. Atravieso la entrada y veo como un policía trata de detenerme, pero muestro mi identificación, no me detengo a pensar y solo voy hasta la sala de seguridad donde está el portero junto a un policía. Los aparto de golpe colocando la carpeta contra el pecho del policía que trata de detenerme. Me dejo caer sobre la silla y fijo mis ojos en los monitores frente a mí; la entrada, las escaleras, el ascensor, los pasillos que dejan ver las entradas a los departamentos. Me acerco a la mesa y haciendo uso de mis dotes informáticos, logro ubicar las grabaciones en las de hace dos semanas, lo reproduzco rápidamente y voy de la entrada a las escaleras y luego al ascensor donde veo a Kaile entrar en el aparato hecha una furia y frunzo el ceño cuando noto que lleva una sudadera enorme y pantuflas.
Me acomodo en la silla dejando salir un suspiro y paso la cámara a la entrada cuando noto lo nerviosa que está, se detiene en la acera y no entiendo por qué sale con esa ropa. Minutos después ella fija sus ojos en un punto en específico para que luego de algunos segundos, la cámara capte como un auto deportivo se estaciona frente a ella. Juguetea con sus manos mientras espera a que bajen del auto y yo no puedo más con la curiosidad. Veo como la puerta se abre dejando ver a un hombre alto y de cabello negro, no logro verle la cara, pero el portero le recibe las llaves del auto y lo que veo después me deja petrificado; él se acerca tomándola de la cintura para después decirle algo al oído. Mis manos se aferran a los lados de la silla mientras mi cuerpo se tensa por la rabia que cala cada parte de mi maldito cuerpo. Ella no es la de la grabación, ella no dejó que ese tipo se acercara de semejante manera. Los sigo a través del pasillo que da al ascensor y veo como él hala de ella metiéndola en el aparto, de inmediato paso la cámara a la del ascensor donde la escena solo logra hacerme sentir como si miles de balas impactaran contra mi pecho. Él la coloca contra la pared besándola y mi vista se nubla por las lágrimas, que no son más que rabia y decepción contenida.
Trago grueso acelerando la grabación cuando ellos entran al departamento y mi pecho se comprime cada vez más a medida que las horas pasan y nadie sale del edificio, solo hasta la madrugada que sus amigas llegan y minutos después ese tipo sale. La sangre me hierve y segundos después me veo golpeando la silla contra los monitores que no tardan en quedarse en negro mientras yo sigo golpeando la silla una y otra vez sintiendo como nada es suficiente, nada puede mermar el maldito dolor de la traición. Era evidente, ella estaba rara y sabía que mis sospechas eran ciertas, pero aun así me manipuló haciéndome sentir culpable sabiendo muy bien que yo tenía la razón. Aviento la silla contra la pared y percibo como unos brazos me rodean y es ahí donde mi mente conecta, es él, el maldito de Blas Taylor. Todo tiene sentido, en la boda, el maldito auto y es que era evidente, pero creí en ella.
¡Es una maldita!
Me deshago del agarre y salgo del lugar sintiendo como mi cabeza duele, pero ese dolor no es nada comparado con el ardor en mi pecho. ¿Enserio lo hizo? ¿Me engañó?
— ¡Lucas! —Gritan, pero no me molesto en detenerme, en vez de eso, acelero el paso sintiendo como si cargara un bulto con toneladas de arena sobre mi espalda.
Cuando estoy a punto de cruzar la puerta, unos brazos rodean mi cuerpo y no lucho, solo fijo mis ojos en el suelo mientras miles de momentos con ella se reproducen en mi mente.
Canadá.
La primera vez que le dije te amo, era cierto, tan cierto que pensaba proponerle matrimonio ahí mismo, pero sabía que ella aún no estaba preparada. Las charlas que duraban horas, los maratones durante la madrugada. Las llamadas calientes. Ella, joder, como duele amarla. Me levantan la cara y fijo mis ojos en los de Edwin los cuales me ven molestos cuando una lagrima silenciosa baja por mi mejilla. Toma mi rostro entre sus manos y entrecierra los ojos.
—Atrévete a llorar y te parto la cara —gruñe y me alejo de golpe.
—No puedo —murmullo y él se posa firme frente a mí.
—Te engañó, sé que es difícil, pero debes aceptarlo, las cosas pasan por lago y tal vez era necesario. No se separarían por más rota que estuviera su relación, solos no se alejarían y tuvo que intervenir un tercero —dice con frialdad y yo solo puedo ignorarlo y salir del edificio.
Subo a mi auto y coloco música a todo volumen mientras me dirijo al centro de la ciudad, me detengo frente a un bar y me adentro en este ignorando el hecho de que no estoy de permiso y de que no puedo beber durante el trabajo. Al parecer ella suele hacer esto, dañar. Antes de conocerla no quería nada relacionado con el amor y ella llegó y me impidió cumplirlo, me hechizó como hace con todos y luego, como si no tuviera importancia, me lanzó al vacío, dejándome caer sobre dolorosas espinas que no hacen más que enterrarse en mi corazón haciéndolo sangrar de una manera insufrible. Ella es hermosa, te enciende, te doblega y te atrapa, pero así de fácil como te tiene; te suelta dejándote hecho pedazos mientras ella se va en busca de otra presa, tal vez este exagerando, pero ahora no puedo verla de otra forma que no sea una destructora. Que cubre tal poder bajo su inmensa belleza. Kaile Harris puede serlo todo y serlo de una manera perfecta y tal cosa es dañino. En especial para los que caen bajo su pasión.
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Cortos lo sé.😅
Próximo capítulo [Confrontación]💥
Hagan de cuenta que desde aquí todo se va a la shit. 🤐
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Prohibida [Codicia #2] ✔️
RomanceSer una aclamada stripper no era lo que Kaile deseaba, pero el hambre y la soledad la arrastraron a ello y es por eso que terminó trabajando en un club nocturno muy concurrido. Ella solo quería comida y un lugar donde vivir, pero su belleza hechizo...