Dubái, Emiratos Árabes Unidos.
Llevo la copa de champaña a mis labios mientras me deleito observando la hermosa vista que me ofrece la ciudad, he vivido aquí por años y aún no me acostumbro a lo moderna que es. Dejo salir un suspiro y sonrío, pero tal gesto se esfuma cuando la preocupación me ataca, llevo semanas así, me desespera no saber que la produce. Decirle a Akiam sería armar un alboroto de médicos y todo eso, la verdad no me apetece. Ese hombre me salvó por el simple hecho de ser yo, de la fama de la cual no me enorgullecía pero que a él le atraía, no podía negarlo, lo aborrecía hasta más no poder y aunque me costó, logre quererlo. La admiración que me tenía y el amor que me demostró aun así yo me mostrara reacia, me cautivo al final del día. Hay veces que me pregunto qué sería de mi vida sin él, de seguro estaría muerta y no sabe cuánto le agradezco que me haya sacado.
La vida me dio otra oportunidad que yo no pedí, pero que no dude en aceptar.
He tratado de olvidar dicho pasado, pero hacerlo conllevaría a olvidar personas que, aunque no lo acepte, los quiero de vuelta. Pero no puedo hacerlo. Al aceptar la propuesta de Akiam me prometí a mí misma dejar todo atrás, aunque eso significara llevar un vacío en el pecho; que, aunque lo intente no puedo llenar; porque solo ellos podrían. Respiro hondo limpiando la lagrima que baja por mi mejilla, me giro y dejo la copa sobre la mesa del balcón. No estoy lista para volver, creo que nunca lo estaré y eso es lo mejor, para todos.
— ¡Cariño, mira quien vino a vernos! —Escucho hablar a Akiam y frunzo el ceño caminando hacia la sala.
Mis tacones resuenan sobre el piso de mármol pulido y me detengo a mitad del pasillo observando una pequeña fotografía que cuelga en la pared gris; ella, lo único que me mantuvo con vida, aún recuerdo la risa divertida que soltó al verme. Me dolió tanto, era igual a su padre. Cuando creí que había muerto no pude con tanto dolor y pensé en lo peor, en huir de este mundo y sumirme en la oscuridad absoluta, pero me prometí jamás volver a huir. Aunque lo hago todo el tiempo; hui de la verdad y de la confrontación que tarde o temprano se dará, pero no iré tras ella.
— ¿Cariño? —Llama Akiam y trago grueso alejando las lágrimas.
—Voy —respondo y sigo mi camino hasta la sala donde me encuentro a cuatro hombres de traje. Dejo salir un suspiro tomando asiento en el sofá color rojo.
— ¿Qué tal? —Pregunta el hombre de cabello castaño ya demasiado familiar para mí.
—No estoy para preguntas estúpidas —respondo con algo de molestia ya que tiene claro que esas preguntas me fastidian.
—Una disculpa —dice sonriendo, pero noto un tinte de preocupación es su voz.
— ¿A qué vienes? —Pregunto desesperada. Él toma el vaso de licor que le ofrecen mientras yo lo miro suspicaz.
—A visitarlos —responde y cruzo mis piernas a la espera de lo que en verdad vino a decirme.
—No vienes seguido aquí y cuando lo haces no es para una simple visita —digo y él levanta las cejas al tiempo que frunce los labios.
—Cierto —se limita a responder y a mí la paciencia no me da para más.
—No me has dado noticias desde hace dos semanas, hace mucho, de hecho —digo y él se remueve sobre su asiento y noto la incomodidad en su expresión, y frunzo el ceño mirándolo con firmeza.
—Sí, he estado algo ocupado. Pero para recompensar mi tardanza, he venido a decirte todo personalmente —responde y asiento con la cabeza.
—Dilo entonces —ordeno y Akiam se despide desde lejos, sabe que esto es demasiado personal.
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Prohibida [Codicia #2] ✔️
RomanceSer una aclamada stripper no era lo que Kaile deseaba, pero el hambre y la soledad la arrastraron a ello y es por eso que terminó trabajando en un club nocturno muy concurrido. Ella solo quería comida y un lugar donde vivir, pero su belleza hechizo...