Me giro levantando las manos y me encuentro con dos encapuchados los cuales me apuntan con sus armas. Respiro hondo tratando de conservar la calma y doy un paso hacia ellos.
—Tranquilos, solo buscaba a...
— ¡Calla! —Exclama uno y se acerca tomándome con brusquedad del brazo.
No me resisto, solo lo sigo hasta que me hace volver al apestoso lugar. Resoplo, resignada y me dejo caer de nuevo en el sucio suelo, abrazo mis piernas y dejo salir las lágrimas. Joder, jamás imaginé extrañar tanto al demonio ojos verdes de Blas, él me hacía sentir bien conmigo misma y ahora solo detesto mi cuerpo; porque lo tocaron, lo marcaron dejándole cicatrices que me recordaran toda mi vida que fui sometida y minimizada de miles de maneras, me recordaran que dejé de ser yo. El karma a veces espera hasta tu muerte para atacar con todo, y eso me hace pensar que estoy a punto de morir o peor aún, que tengo que pagar tanto que decidió adelantarse.
Froto mi rostro con frustración mientras trato de buscar la manera de encontrarme con ese hombre. Apoyo mi cabeza contra la pared y relamo mis labios anhelando estar de nuevo en casa, poder dejar de cohibirme de estar con Blas. No sé si moriré aquí, pero creo tener un plan y debo ejecutarlo pase lo que pase. Si es cierto que soy hija de esa mujer algo tuve que heredar. Me levanto y voy a paso firme hasta la puerta, sin detenerme a pensar las consecuencias golpeo la puerta de metal una y otra vez armando una algarabía. No me importa que puedan golpearme, no me importa que mis nudillos sangren por los golpes constantes, no me importa nada además de salir de este espantoso lugar que no hace más que debilitarme física y mentalmente, y la segunda me costó bastante.
— ¡Malditos! —Grito una y otra vez hasta que alguien empuja la puerta con fuerza haciéndome caer al suelo con brusquedad.
— ¡Basta, maldita puta! —Grita un hombre corpulento el cual me toma del cabello y hala de este haciéndome jadear del dolor.
— ¡Suélteme! —Grito mientras aruño su brazo y pataleo tratando de zafarme.
— ¡Cállate! —Grita estampándome contra la pared.
— ¡Mal nacido! —Grito y golpeo su entrepierna haciendo que afloje ligeramente el agarre. Trato de zafarme, pero él me vuelve a estampar contra la pared haciendo que me golpee la cabeza y mi vista se nuble por unos segundos.
— ¡Estás muerta! —Grita tomándome del cuello.
Aruño su mano cuando el agarre sobre mi cuello se vuelve asfixiante. Pataleo cuando la falta de aire comienza a nublarme la vista. Levanto la mano para golpearlo, pero él la detiene con facilidad y suelto un grito cuando dobla mis dedos dolorosamente.
—Suélteme...mal... —Trato de decir, pero mis ojos se cierran por unos segundos.
Al abrirlos me encuentro en el suelo y logro ver como unos encapuchados retiene al hombre de cabello castaño que casi me mata. Mis ojos recorren el lugar y me tenso cuando escucho los pasos que distinguiría en cualquier lado.
—Damián —susurro para después soltar una carcajada que termina como una tos frenética gracias a la falta de aire.
— ¿A qué juegas? —Pregunta acercándose, ahora solo lleva una camisa blanca con los primeros botones abiertos y un pantalón negro.
— ¿Yo? No lo sé, creo que a nada. Pero si estuviera jugando...creo que lo estoy haciendo bien ya que logre traerte a mí —digo acariciando mi cuello el cual arde.
—Yo no vine por tu escenita, no seas ridícula —dice y me toma del brazo levantándome con brusquedad.
— ¿Entonces te hacía falta? —Pregunto con sarcasmo y este tensa su agarre causando que suelte una carcajada que acalla dándome un bofetón que me devuelve al piso.
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Prohibida [Codicia #2] ✔️
RomanceSer una aclamada stripper no era lo que Kaile deseaba, pero el hambre y la soledad la arrastraron a ello y es por eso que terminó trabajando en un club nocturno muy concurrido. Ella solo quería comida y un lugar donde vivir, pero su belleza hechizo...