❀【4】❀

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JeNo no podía evitar fijar su vista en el pequeño castañito que rodaba los ojos infantilmente y abultaba los labios rosados haciéndolo lucir adorable.

JaeMin se hallaba sentado al lado suyo, con la mirada perdida. Era una tarde calurosa y lo sabía.

— No es difícil de escoger, Nana. — Le acarició los cabellos— Regresaremos pronto.

— Sería fácil de haberlo hecho antes. — Lo acusó— Todo a última hora, Lee JeNo.

— ¡Me distraje contigo! — Se quejó— Olvidé el baile y los trajes por completo.

— Déjalo así. — Cruzó los brazos— De cualquier modo, ni quería asistir.

— Nana, pero sí vamos a ir. — Apretó los dientes, frustrado.

— ¡Entonces detén tu boba sonrisa y mueve el trasero! — Refunfuñó poniéndose de pie.

La tienda estaba vacía. Claro que lo estaba, ¡Solamente ellos faltaban por elegir un traje!

Catorce de febrero y el color rojo y los corazones parecían ser el único adorno del mundo. Incluso las calles de Incheon se encontraban atestadas de rosas.

— No soy bueno en esto. — JeNo se pasó una mano por las hebras del cabello y se frotó el rostro con molestia.

— Somos novios. — Puntualizó el omega, perdido en los estantes con ropa— Nos vestiremos como tal, las parejas lo hacen, es común.

— ¿Lo haces porque es común o porque quieres?

— Porque se me da la gana. — Finalizó tanteando con los dedos la tela fina de un abrigo— Listo, pruébate esto.

JeNo dio un visto bueno. Consistían en atuendos similares, un saco blanco cuello alto, un abrigo azul pastel y pantalón negro. El abrigo de JaeMin, por el contrario, era rosa.

— Me encanta cómo se te ve. — JaeMin lo halagó— ¿Quieres llevarlo?

— Por supuesto que sí.

JeNo internamente se discutía si debía usar unos zapatos cómodos o unos molestos y apretados.

Caminó tomando la mano de JaeMin y cargando las bolsas con los trajes. Le compró un delicioso helado al omega y lo dejó en la puerta de la casa, repitiéndole que en unas horas, volvería por él.

La madre de JeNo era una mujer pulcra, de cabello corto atado a una diminuta liga. Distinta a DongHae, su padre.

Quizá por eso prefería al alfa de la casa. Sin lugar a dudas, era un apuesto adulto con una carismática forma de ser.

Su progenitora se preocupaba por cosas referentes al hogar, al dinero o la salud de los hombres. Constantemente toqueteaba su frente para verificar que no tuviera fiebre y a DongHae le enviaba vitaminas en el almuerzo.

A ella no podría preguntarle qué se siente el amor, pero sí cómo se prepara el jajangmyeon.

A él, por su parte, sí podía consultarle por los latidos frenéticos del corazón cuando veía a JaeMin.

— Porque estás enamorado. — Contestó podando el césped— Y es tu predestinado.

— ¿Lo es, papá? — Murmuró confundido— Es que no lo sé, siento feo si no estamos cerca.

— Lo es. — Le revolvió los cabellos— El romance es extraño y confuso. Entenderás que no se basa en lo que dicen los libros empolvados o las noticias... Es lo que siente tu alma al tener a esa persona en frente y, si lo que sientes es dolor, no, muchacho; no es amor.

𝐓𝐎𝐔𝐂𝐇 ❀【NoMin】❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora