❀【2】❀

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JeNo adoraba hacerse en el asiento del copiloto mientras oía canciones junto a su padre, quien conducía tarareando las melodías entretenido con el viaje.

Irían a la casa de campo de sus abuelos, allí un lindo paisaje repleto de rosas los esperaba y él quería llevarle a JaeMin un ramo inmenso. Fue por eso que su progenitor no se enfadó y acudió gustoso a ayudar al menor con la conquista.

— Llegamos, campeón. — Lo sacó de la ensoñación en la que se encontraba— Saluda a tu abuela

JeNo hizo caso y estrechó a la anciana que los observaba en la entrada, sosteniendo con las manos el mosquitero algo gastado y con agujeros que tenían. Al cabo de unos minutos explicando la situación, se encaminó a la parte trasera donde el color rojo destacaba.

Tenía los utensilios necesarios y pese a eso, se cortó con las espinas un montón. No le importaba, serían para su omega y eso le daba fuerza y valentía suficiente como para quedarse hasta la noche cortando florecitas por doquier.

A la mañana siguiente se alistó con cuidado y amarró en un lazo las rosas para que ninguna se saliera del increíble moño gigante que hizo para sostenerlas.

Se paró luciendo los blancos zapatos meticulosamente limpiados para impresionar y peinó los lacios cabellos negros a un lado viéndose formal y encantador.

JaeMin bajó del auto de su papá y se despidió sin ánimos. Odiaba la escuela.

En cuanto se percató de la penetrante y tierna mirada de JeNo algo dentro de él se sacudió y un enorme ramo de rosas apareció frente a su rostro

— Son para ti, JaeMin. — Dijo JeNo sonriente.

Notó que las manos del alfa estaba con cortadas y rasguños.

— ¿Peleaste con un león? — Aceptó el obsequio, dudoso.

— Las corté yo solito para ti. Son traídas directamente del campo. — Explicó sonriendo. — Mi padre me recomendó quince, porque significan que te cortejo, pero creo que te mereces más.

— ¿Estás cortejándome? — Abrió los ojos y JeNo asintió— Y... ¿Si no acepto salir contigo?

— Lo harás.

— ¿Por qué?

— Soy tu novio, no lo olvides. — Canturreó desapareciendo por el pasillo.

El resto de estudiantes veían anonadados la escena. Lee JeNo era el alfa majestuoso y perfecto que cautivaba con reír, Na JaeMin era un omega puro, de rasgos finos y delicados como las propias rosas que el mayor le regaló. Sin embargo, el secreto de que era imperfecto era de todo, menos secreto.

No supo cómo se enteraron, pero era el motivo de burlas en el colegio y detestaba ser el centro de atención, aunque fuera imposible.

En la clase de deportes tuvo que quitarse los pantalones y usar unos cortos, que remarcaban la figura delgada y curvilínea que poseía... Se cubría como podía tímidamente y eso no hizo que los silbidos llegaran.

Una compañera de curso puso el pie para que se cayera cuando empezó a correr alrededor del pastal y JeNo, que iba de primero en la hilera cruzó el estadio para alcanzarlo.

Las risas desenfrenadas de los demás lo aprisionaron y juraba que estaba a punto de tener un ataque de pánico. Odiaba con su alma que se aproximaran tanto, que lo asfixiaran y que para colmo... Fuera para lastimarlo.

JaeMin no le hacía daño a nadie, él era calmado y procuraba no hablar demasiado alto o conversar con alguien. Se lo pasaba arrumado en un rincón a la hora del almuerzo, ocultándose de la sociedad que lo atemorizaba cruelmente.

𝐓𝐎𝐔𝐂𝐇 ❀【NoMin】❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora