❀【6】❀

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La primavera podía llegar a ser como una flecha siendo disparada directamente a tu corazón, especialmente la punta fina con una flor de cerezo en ella se sentía como un tiro perfecto. JeNo era fanático de JaeMin y JaeMin de las flores. Una secuencia que dibujaba constantemente.

Al caminar, JaeMin daba giros revoloteando en el aire como un ave y olía los árboles y las recientes florecillas recién nacidas que había por doquier. JeNo se grababa la imagen y entonces entrelazaba sus dedos, impidiendo que el omega se perdiera.

JeNo sabía que JaeMin no era libre, que ese hecho solo sucedía cuando se hallaban juntos.

Sin embargo, esa mañana en que lo vio con una musculosa blanca, un overol inmenso, zapatos negros y una camisa de mangas cortas se dio cuenta de que no era un día normal.

— Iré a la casa de mis abuelos en el campo y tú... — Lo señaló con una sonrisa— Vendrás conmigo.

— ¿Yo? — Dijo risueño y JaeMin asintió— ¿Y qué haremos?

— Ordenar.

— Qué emocionante— Cerró la puerta tras de sí— Creí haber escuchado que nuestra sexta cita será en una cabaña.

— Eso dije. — Dio saltitos emocionado— Será estupendo, ya verás.

— JaeMin— Lo detuvo abruptamente y el menor se imaginó lo peor, como que su plan era idiota, que debían hacer otra cosa. — Te ves bonito.

El castañito se encogió sonriendo tiernamente, juntando las manos y moviendo un piecito con dulzura.

— Mírate, eres un cachorrito. — JeNo acarició los cabellos del omega— Vamos, el autobús debe estar por llegar.

El alfa no comprendía con exactitud a la familia de JaeMin. Supo que eran ellos tres y que esa cabaña algo abandonada pertenecía a sus difuntos abuelos.

— La abuela y el abuelo murieron antes de que yo naciera. Solamente vamos hacer mantenimiento, ya que es grande y espaciosa. — Explicó como si le leyera la mente— Mamá estuvo de acuerdo con que fuéramos solos.

Luego de un largo rato llegaron a su destino y JaeMin sacó del bolsillo la llave abriendo una inmensa casa alejada del resto, frente a incontables plantaciones llenas de frutas.

— Papá dice que al morir, esto será mío. — Limpió el polvo con los dedos— La verdad no sé qué haría con tanto.

— Tu familia es adinerada.

— Sí, pero el dinero no muere contigo. — Le ofreció un balde con agua. — A jugar.

El pelinegro no comprendió muy bien lo que quiso decir, pero el agua helada mojándolo de pies a cabeza fue suficiente.

JaeMin echaba grandes cantidades de agua con jabón por los pisos y JeNo lo seguía como un loco tropezándose varias veces, aprovechando para secar con un trapo algo viejo que halló por ahí.

Al terminar de lavar, limpiar el polvo de los muebles y verificar que los artefactos siguieran funcionando correctamente, JaeMin tomó una canasta de la cocina y un sombrero de paja.

— Vamos por flores, la casa las necesita.

JeNo vació en la basura el marchito ramo que hacía de centro en el comedor y siguió apresuradamente a JaeMin, que salió por la puerta trasera.

— Cuando era niño corría como un loco por aquí. A veces me lastimaba con las espinas

— ¿Tu madre te curaba?

— No, papá pagaba para que alguien lo hiciera. Odia la sangre.

— Y limpiar.

— Y el contacto físico.

𝐓𝐎𝐔𝐂𝐇 ❀【NoMin】❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora