#15: Gritos y Peleas

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Luego de aquel día, Shōto dejó de hablar con Katsuki. Ya no hacían pareja en los entrenamientos, ya no pasaban noches ni días juntos. Cuando Shōto quería hacer arroz, Katsuki no estaba ahí para ayudarlo, cuando Katsuki necesitaba frío en sus brazos, Shōto no estaba ahí para él. Pero seguían pendiente del otro. Shōto nunca dejó de mirar a Katsuki desde lejos. Dolía. Pero era calmante verlo sonreír aunque sea hacia otra persona. Le hacía feliz saber que por lo menos tenía a alguien que lo alegrara.

La campana sonó e Izuku se dirigió al asiento de Shōto.

—Todoroki-kun... Hace días te noto decaído ¿Estás seguro de que está todo bien? —La preocupación se notaba en la cara del pecoso.

Shōto lo miró y luego miró a su regazo —No lo sé.

Izuku enarcó las cejas —¿Por qué no hablas con Kacchan?

—¿Para qué? —Shōto devolvió la mirada a Izuku, un poco enfadado. —Él está con Kirishima, es en vano que hable con él.

—¿Ni si quiera para ser amigos...?

Shōto cambió su expresión. Es verdad. Había olvidado que todo esto de acercarse a Katsuki era para ser su amigo originalmente. De todas formas es demasiado difícil ser amigo de alguien que ni si quiera te habla. Shōto mantuvo silencio y se dirigió con su bento hacía algún lugar solitario del colegio. La soledad le ayudaba a pensar.

«¿Ser su amigo? ¿Cómo puede ser posible eso si ni si quiera quiere verme?»

Shōto comenzó a disfrutar de su almuerzo, tanto como era posible, cuando de pronto oyó unos pasos sigilosos y unas voces risueñas acompañadas de susurros inteligibles. De un segundo a otro, se encontraban en frente suyo, Katsuki y Eijirō besándose como si no hubiese un mañana.

«¿Cómo puede ser eso posible cuando me gustaría ser yo el que lo bese de esa forma...?»

Katsuki notó una presencia que no había notado las anteriores veces que Eijirō lo había llevado ahí. Entonces lo vió. Shōto con su almuerzo sentado en un banquito, mirándolos con un superficial rostro de asombro, pero Katsuki logró divisar dolor entre sus ojos. Un dolor familiar. Un dolor que él había sufrido hace ya tiempo.

—¡Vete! —Gritó Katsuki y Shōto se sobresaltó. —¡¡YA, VETE!!

—¿Bakugō qué- —Eijirō miró a Shōto —¿¡T-Todoroki-kun!? —Las mejillas de Eijirō se tornaron rosadas de la vergüenza.

—¡¡TE HE DICHO QUE TE VAYAS!! —Seguía gritándole Katsuki a Shōto.

Shōto se levantó de su asiento inmediatamente. —Lo siento. —Dijo seria y directamente, y se marchó.

Katsuki lo miraba irse. Shōto probablemente lo odia ahora mismo, pero realmente le estaba haciendo un favor al decirle que se fuera. Si tanto le duele verlo besarse con Eijirō, lo mejor es que deje de verlos. Obviamente no era la mejor manera de pedirlo, pero era la manera de Katsuki.

—No era necesario gritarle de esa forma... —Decia Eijirō mientras posaba sus manos sobre el pecho de su pareja.

Katsuki afianzó el agarre a la cintura de Eijirō. —Si no le gritaba, no iba a reaccionar el muy masoquista.

—Podríamos haber conseguido otro lugar... —Eijirō llevó una mano a la mejilla del otro.

—Si venimos siempre aquí, es mejor que él encuentre otro lugar. —Katsuki se encerraba en su puchero, sin mirar a Eijirō. No quería admitir la idea de que había sido muy rudo con el Mitad y Mitad. Después de todo, fue rudo no haberle dado nunca una respuesta.

¡Mírame a mí! [Todobaku Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora