#16: Somos Todo y Nada

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—¿Y tú qué hubieras hecho si el primero en declararse era él...?

Recordó Katsuki las palabras de su novio.

«Lanzarme a sus brazos y corresponder» Pensó.

«¿Seguro...?»

Una voz en su cabeza lo atacó.

«Lloraste frente a Deku contándole cada una de tus inseguridades. Eres una bola de ansiedad y desconfianza ¿Qué te asegura que no hubieras reaccionado como el Mitad y Mitad?»

Nada.

No había nada que le asegurara que, en el caso contrario, Katsuki no hubiera escapado. Él ya se creía que era una mierda inservible, que no valía la pena y que nadie estaría con alguien tan semejante a un villano como él.

Realmente se había comportado como un idiota si el Mitad y Mitad creyó eso cuando se le declaró. Pero ¿A caso no contaban las sonrisas que le dio? ¿Los secretos que le confió? ¿Los abrazos? ¿Las noches juntos? ¿La comida?

—Eres muy imbécil para ser de los más listos del curso.

—¿Eh?

Katsuki atrajo a Shōto así mismo, sosteniéndolo del cuello de su remera y le plantó un beso en los labios. Un beso rápido. Se separaron a los dos segundos pero quedaron a centímetros de distancia. Shōto miraba a Katsuki atónito por la acción mientras que este lo miraba serio y se preguntaba internamente cómo era posible que los labios de Shōto supieran a helado de cereza. Las mejillas de ambos se tornaron rosa y sus miradas se volvieron a encontrar tal y como lo solían hacer. Sintieron esa conexión única que solo sucedía entre ellos y nadie más. Esa conexión que Shōto tanto buscaba en Izuku y la terminó encontrando en Katsuki. Esa conexión que hacía latir los corazones de ambos al mismo ritmo.

Inmediatamente los dos chicos volvieron a besarse. Pero esta vez en un beso más largo. Duradero. Se sintieron el uno al otro. Pedían perdón por comportarse como tarados y agradecían la presencia del otro, en un solo beso. Katsuki disfrutaba del sabor a helado de cereza en los labios del Miti-Miti y Shōto disfrutaba del sabor dulce a nitroglicerina en los labios de Katsuki. Se investigaban con las manos. Shōto acariciaba la cintura de Katsuki, pequeña y sinuosa; Katsuki rozaba con sus yemas la espalda de Shōto, amplia y fuerte. Se encontraban sincronizados en un baile de investigación, descubriendo cada pequeño detalle del cuerpo del otro.

Pero se detuvieron.

Katsuki sonrió a Shōto quién se limitó a mirar a un costado.

—Vaya Mitad y Mitad, no sabía que esa boca podía hacer más que hablar estupideces.

—Hm... —Shōto se sonrojó intensamente aunque la oscuridad de la noche no lo dejaba notar. Lo que sí se notaba, era su expresión triste. Katsuki lo tomó del mentón e hizo que lo mirara.

—¿Qué sucede?

—¿Y Kirishima...?

«Mierda» Katsuki lo había olvidado por completo.

—No te preocupes por él. Pensaré en algo. Ahora vete a dormir ¿Si? —Katsuki encerraba la carita de Shōto entre sus manos. Se prometió a sí mismo que iba a protegerlo de cualquier dolor. Ya no quería hacerlo sufrir.

—¿Puedo dormir contigo?

Katsuki rió levemente.

—Te estás mal acostumbrando, maldito niño bonito.

¡Mírame a mí! [Todobaku Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora