2. Planetarium

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—. ¡Y uno, dos, tres, cuatro! ¡Cinco, seis, siete y ocho!

La maestra de danza exclamando sonaba a todo pulmón en cuanto entré al gran auditorio del conservatorio. Tan sólo estaba ahí para revisar que todo tras bambalinas estuviera bien y que no hubiese ningún problema para la presentación de cada artista sobre el escenario.

—. ¡Jiwon-ah!—me di la vuelta y observé a Seokjin caminando hacia mi. Le sonreí y seguí escribiendo cosas en mi carpeta con toda la información que tenía que revisar—. ¿Preparando todo?

—. Justamente, Jin.—respondí observando las poleas que sostenían las grandes cortinas del auditorio—. ¿Has visto a Yoongi? No he tenido la oportunidad de verlo practicar.

—él hizo una mueca—. Deberías verlo.—fruncí mi ceño preocupada—. No se qué le ocurre, pero llevamos más de tres horas practicando, jamás lo había visto tan nervioso y distraído.

—. Oh...—bajé mi carpeta dejando caer mis brazos a mis costados y mordí mis labios—. Ok, iré a verlo. ¿Puedes entregarle esto a Go Woon?—le entregué la carpeta a Seokjin después de que asintiera con su cabeza y me fui del auditorio hacia los salones de prácticas.

Era un pasillo extenso donde los artistas estaban practicando sus distintas disciplinas, esta vez, era específicamente para los músicos y cantantes. Con mis oídos traté de buscar el sonido de piano más claro y cuando lo encontré entré directamente a la habitación.

—. ¡Omo!—exclamó el instructor de Yoongi en cuanto entré a la habitación—. Jiwon-ssi...¿no tenías que revisar el escenario?

—. Ya terminé.—mentí.—. ¿Me puede dejar hablar con el joven Min?—pregunté tranquila y con mi mejor sonrisa antes de que el instructor saliera de la habitación dejándome sola con Yoongi y el piano negro.—. ¿Qué te tiene tan distraído?—pregunté finalmente cruzándome de brazos.

—. ¿Cómo supiste que estaba en este cuarto?—respondió con otra pregunta viéndome por el rabillo del ojo.

—suspiré—. He escuchado el sonido de tu piano durante más de tres años, por supuesto que se en qué cuarto estás si te escucho.—contesté mirándole tranquila—. Si no te gusta la canción que escogiste, cámbiala. Todavía hay tiempo.—inflé mis mejillas—. ¿Qué canción tocarás?

—él suspiró—. Planetarium.

—. ¿No te convence?—pregunté enarcando una ceja. Él volvió a suspirar y negó con la cabeza.

—. Por supuesto que no me convence. Es hermosa pero no me gusta, no me dice nada.—repuso levantándose del banquillo del piano y acomodando su cabello.—. Pero es el tipo de canción que convence jueces.

—. Si tú no sientes nada tocándola, los jueces no sentirán nada escuchándola.—desvié mi mirada hacia el escritorio de la habitación donde yacían algunas partituras. Me acerqué y tomé las delgadas libretas, la primera tenía los acordes de Planetarium, la segunda partitura tenía un título que jamás había visto y estaba escrita con la letra de Yoongi.—. First Love...—susurré para mi misma observando la partitura de la canción y en una hoja anexada a esta lo que yo creía era su letra.

Por el rabillo del ojo observé cómo Yoongi volvía a sentarse frente al piano y comenzaba a tocar una y otra vez el primer acorde de Planetarium sin decidirse qué forma de tocarla le gustaba más. Yo por lo mientras seguí leyendo la letra de la otra canción.

Al principio parecía que simplemente hablaba sobre su amor a la música y como comenzó, había escuchado innumerables veces la historia de cómo Yoongi se había enamorado de su piano y había decidido hacer música; pro conforme seguía leyendo, la letra se asemejaba más a un mensaje casi romántico, dirigido a alguien más. Un pequeño rayo de esperanza cruzó mi pecho pensando que quizás hablaba sobre mí, pero en cuanto seguí leyendo, me di cuenta de que...el comienzo era en sí la canción, de principio a fin.

Desiderata; M.ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora