11. Canciones

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¡Sé tú mismo!, especialmente no finjas afectos
tampoco seas cínico respecto del amor
porque frente a toda aridez y desencanto
el amor es perenne como la hierba.



—. ¿Qué te parece una canción sobre dinosaurios?

Le miré con mi cara de pocos amigos y negué con la cabeza. Yoongi frunció sus labios pensativo, llevando su lápiz a su barbilla y después volvió a señalarme con el objeto.

—. ¿Qué tal una de mandarinas?—sugirió esta vez iluminando aún más su rostro en emoción.

—. ¿Sabes? Cuando te dije que escribieras una canción de algo que te gustara no pensé que realmente harías eso.—Yoongi infló sus mejillas ante mi respuesta y suspiró dejando sobre su escritorio la libreta y el lápiz.—. Vamos, debe haber algo que te inspire lo suficiente para escribir una canción.

—. En primer lugar, no se por qué me convenciste de volver a entrar al concurso. No debí dejarte.—repuso subiendo sus rodillas a la silla rotatoria donde estaba sentado.—. En segundo lugar, tampoco se como me convenciste de escribir mi propia canción para el concurso.

—. Eres más que capaz de escribir una canción y yo lo sé.—él me miró con una mueca de nuevo y yo suspiré cansada, acerqué mi silla un poco más a donde él estaba sentado—. Eres un artista, Yoongi. Los artistas sienten, y como artista sientes las cosas mucho más fuerte que los demás. Y debe haber algo dentro de esa cabecita que te provoque tanta sensibilidad que tengas que ponerlo en una canción.

—. Tienes razón...¿tienes alguna idea con lo que pueda empezar a guiarme?—me preguntó volviendo a tomar su libreta y su lapicero.

Inflé mis mejillas intentando pensar en algo, realmente había muchos temas que podía decirle, sin embargo a mi me interesaba uno muy en particular y era qué lo había impulsado a empezar a ser músico.

Claramente Yoongi me había contado varías veces su amor con su piano, de como empezó aprendiendo sólo y después tomó clases, pero quería saber exactamente de donde venía su pasión; si empezó a tocar por curiosidad o si incluso su padre lo había orillado a hacerlo como ahora, que estaba participando en el concurso con él.

—. Habla sobre cómo empezaste en la música.—le dije con sinceridad. No esperaba una reacción emocionada de su parte en realidad, pensaba que se desanimaría como llevaba toda la tarde desde que le dije que escribiera su propia canción; pero no fue así. Sus ojitos brillaron en ilusión y las comisuras de sus labios se ensancharon mostrándome sus pequeños dientes blancos.

—. ¡Eso es!—exclamó emocionado saltando de la silla y saliendo de su habitación hecho un cohete.

—. ¿A donde vas?—pregunté riéndome por su repentina reacción.

—. ¡Necesito tu cuaderno grande!

Volví a reír y me levanté de la silla saliendo del cuarto igual que él. Cuando lo encontré estaba en mi habitación—o bueno, la habitación que me había prestado la familia Min—ya con mi cuaderno en sus delgadas y pálidas manos, escribiendo algo sobre las páginas. Estaba sentado sobre la cama y su lápiz no paraba de escribir y escribir, a veces se detenía a borrar o tachonar cosas, pero seguía.

Una sonrisa llena de orgullo se formó en mi rostro y entonces pensé que lo había logrado. Había sacado finalmente de su escondite al genio de Min Yoongi y lo había puesto a trabajar.

Bajé a la cocina y llené dos bowls, uno con fruta y otro con frituras. Los llevé arriba y los coloqué en el buró para que Yoongi pudiese comer mientras seguía escribiendo. Me senté sobre el suelo a lado de la cama con otro cuaderno y empecé a dibujar haciéndole compañía mientras él creaba su ópera prima.

Desiderata; M.ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora