-MESES ANTES-
Corro hacia la salida, al menos eso, intento, pero con los tacones, el vestido apón, el tocado que se mueve sin parar, la gran capa. Me hacen imposible el trabajo.
«¿Por qué se me ocurrió confeccionar un vestido así de pesado?»
Paro por unos instantes para intentar recoger lo que pueda de la falda de mi vestido y facilitarme el andar.
—Juliette, espera... —Aparece en mi vista quien menos quiero encontrar en este momento.
¡PUEDES LARGARTE DE MI VISTA!— Digo con tanta firmeza y frialdad, que dudo ser yo quien acaba pronunciar aquellas palabras. Giro mi cara en dirección contraria a donde se encuentra su rostro. No debe saber lo débil, lo rota, que me encuentro en estos momentos.
—¿Te paso algo?, ¿Qué sucedió para que huyas de tal manera?
Sé que intenta aparentar calma, pero no logra ocultar su voz quebrada.
Vienen a mi mente sus palabras... «En tal caso, padre, considérame desheredado. Nunca he necesitado tu dinero.»
El corset vuelve a sentirse apretado. —No puedo continuar con esto... —Digo con el aire que aún me queda. «No lograría seguir con la historia, no al punto de dejar tu fortuna y tu familia por alguien que te ha mentido desde el comienzo, solo te he engañado».
—Tú eres lo mejor que me ha pasado en mi fracasada vida... — Su voz suena tan quebrada, a punto de comenzar a llorar.
Escucho los tacones de sus botas en la madera mientras da unos pasos lo más lento que puede, como si intentara no asustar al venado que está cazando. Deseo tanto girarme, pero no conseguiré irme si lo hago.
—No me dejes, Juliette. Lo prometiste...—Sus palabras suena desesperadas. Se nota en su voz el miedo que siente al notar que lo estoy abandonado y no es solo por esta noche. Dentro de él sabe que si salgo, no lo volveré a él, me alejaré.
Abro la boca con esperanza de emitir, aunque sea un algún sonido, me repito para mis adentros, solo un ruido Juliette ¡Una maldita palabra! Pero lo único que logró es soltar un corto suspiro, no puedo, no me dejo liberar sílaba alguna, me obligo a no hacerlo porque entonces tendríamos una conversación, una difícil que no lo deseo. No podría decirle que sin quererlo se volvió lo mejor que me paso en mi vida, sin desearlo.
Una estúpida equivocación que cometí desde mis inicios, todo esto ocurrió por ir a jugar a ser quien no era. Cómo podría decirle la verdad al hombre que vio realmente mi ser, una versión que ni siquiera yo conocía, pero no quiero quedarme averiguar si me pregonaría por la persona que fui, no lograría vivir si él me odiara.
Me dispongo a correr. Pero él me toma por la cintura para proceder abrazarme, percibo su cálida respiración, recorrer mi cuello, sus latidos son rápidos, levanta mi rostro sujetando mi mentón, me topo con sus ojos grises que ahora están humedecidos, siento sus lágrimas caer para después atravesar el largo de mi cara —Ya no puedes escapar de mí, vivo en tu piel, en tu memoria y en tus sueños. Me he entregado a ti de todas las maneras posibles, como nunca lo había hecho, ni lograría, aunque quisiera, y sinceramente no lo deseo. Tú siempre reinarás en lo más profundo de mi corazón, serás la luz que existe en mis recuerdos, eres todo lo que necesito en la vida.
Intento zafarme dé su agarre — No puedes dar tales afirmaciones. —Mi voz sale rota. — Sé que no lo harás cuando te enteres de toda la verdad, de quien soy. Todo ese amor que sientes se transformara en odio, en desprecio. Los sujetos como tú y las personas de mi mundo no terminan juntas, no es un cliché donde al final la narrativa culmina en un final feliz, eso solo sucede en una estúpida y patética historia de romance o un cuento infantil que los padres les cuentan a sus hijos para dormirlos.
Aplica mayor fuerza en su agarre, volviéndose firme, lo suficiente para que su toque comience a dolerme. No soy capaz de mirarlo. —Toda mi vida creí, no sería de poder mirar a alguien como lo hago contigo. —Con ayuda de sus dientes se quita el guante de su mano izquierda, toca mis labios con su pulgar, pasa una y otra vez por la misma zona. El contacto me eriza la piel, me hace desear más. — Te lo dije una vez y te lo repetiré las veces que sea necesario...
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mentiras, secretos, sangre y yo.
Ficção GeralSin importar el eco de la sirena de la patrulla y la ambulancia que chillaban en un intento de presencia, solo lograba concentrarme en lo que iluminaban la luz de las linternas de los oficiales, el abrigo porque había derramado sangre y sudor, por e...