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"JeonGguk, levántate cariño" dice el castaño mientras que mueve a su esposo lentamente, el pelirrojo gruñe en respuesta y lo único que hace es enredar sus piernas con la de él y abrazarlo más fuerte. YoonGi suspira en el cuello del tintado. "Debo hacer el desayuno, los niños no tardarán en despertar."

"Ellos ya están grandes como para hacerse de desayunar, ¿no?" reclama mientras que besa el cabello de YoonGi. "Solo quiero estar así, por favor."

"Ya levántate, amor. Tienes que ir a trabajar, y yo igual." le dice mientras que lleva una de sus manos a su cabello, comenzando a acariciarlo.

"¡Papá Yoon, haznos de desayunar!" grita una voz femenina.

"¡Por favor, papá Yoon!" exclama ahora una voz masculina, ambas se escuchan en un timbre bajo, pues la pareja se encuentra en la planta de arriba y los niños en la de abajo.

"Báñate, te vistes y te haré las galletas que tanto te gustan" besa su mejilla mientras que se deshace del agarre del mayor, JeonGguk protesta y vuelve a acurrucarse entre las sábanas. "JeonGguk... por favor..."

"También necesito cariñitos, YoonGi" dice con un tierno puchero, quitándose la cobija. "A veces me siento celoso de esos niños. Cuando nos casamos, pensaba que todo tu amor sería para mí."

"Lo sigue siendo, Ggukie" se acerca a él y besa su frente. "Cuando llegues a casa prometo ser como un chicle para ti."

"Eso espero." murmuró sonriéndole abiertamente.

El castaño abre la puerta de su habitación y baja las escaleras trotando, camina hasta la cocina en donde sus dos hijos le esperaban.

"¡Al fin!" exclama la chica alzando sus brazos, el mayor ríe y se acerca al refrigerador para poder sacar la leche, huevos, y después se dirige a la alacena para sacar harina y su batidora.

"Ya te lo he dicho, DaHyun, ya estás grande. podrías prepararte tú sola el desayuno." le comenta mientras comenzaba a preparar la masa de galletas para su esposo e hijos.

"Pero no sabe igual. Tus desayunos saben más ricos, dahh." responde rodeando sus ojos, su hermano, que se encuentra sentado a su lado, le da la razón.

"Está bien, está bien" dice deteniendo sus movimientos, se siente un poco extraño. "Suban y arréglense, yo termino de hacer esto."

"Pero papá, siempre nos dejas ayudarte a prepara las galletas." reclama su hijo de cabellos negros.

"SooBin, por favor, mañana me ayudarán." les sonríe, ambos chicos asienten tristes y suben las escaleras con la mirada agachada. Tal como cachorritos regañados.

El pálido toma su celular–tiene la costumbre de dejarlo siempre en la barra del comedor–abre el buscador y teclea: «¿Cómo hacer galletas?» pero siente algo extraño, él siempre había hecho galletas. ¿Por qué no recordaba la receta?

Terminó por encogerse de hombros, restándole importancia.

HELLO, MY NAME IS YOONGI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora