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X-

—No puedes ser así de despreciable. —Dijo cerrando su casillero.

—Pero lo fui. —Amelia reía como una niña que acababa de cometer una travesura, y lo había disfrutado.

Xandra conocía perfectamente a su mejor amiga, y si había alguien que había hecho algo completamente reprochable y lo relatara de una manera como si fuera algo completamente divertido, que hasta tú mismo te atreverías a hacerlo, esa era Amelia.

— ¿Y qué te contestó? —Se colocó de espaldas contra su casillero.

—Nada, me dijo que no hable tonterías —Rodó los ojos—. Le estuve lanzando indirectas durante toda la clase, pero las evadió hasta que tocó el timbre. No volvimos a compartir otra clase.

Levantó las cejas y comenzó a rebuscar entre las páginas del único cuaderno que no había guardado dentro del casillero. Había muchas líneas remarcadas y otra subrayadas.

—Ten —Se las entregó. Amelia las revisó sin mucho interés—. Son mis apuntes del día. Estúdialos un poco por la noche, los necesito mañana.

—Aquí hay clases que ni siquiera compartimos —Se quejó—. No entiendo nada de cálculo avanzado.

Xandra se pasó la lengua por los dientes buscando paciencia. Miró con una cara de indignación a su amiga cuando esta le devolvió los apuntes.

—Los necesitarás para poder sobresalir en tu clase de cálculo no avanzado —Tomó los apuntes y se lo regresó a Amelia con más fuerza—. Agradece que no dije "cálculo para idiotas".

Se alejó de la fila de casilleros y caminó a un lado de su amiga. El pasillo estaba vacío y ya habían acabado las clases para esa hora, lo único que quedaban eran alumnos que se quedaban para los clubes o para tener sexo, y los lamentos de los demás durante clases.

—No puedes decir "cálculo para idiotas" —Amelia corría detrás de ella—, no solo me estás insultando a mí, sino también al resto de idiotas en mi clase.

Xandra negó con la cabeza. Ella soltó una risita revisando los apuntes que le había dado. Seguramente los copiaría en algún papel para copiarlos en los exámenes. Amelia era todo un caso.

—Ya debería estar en casa para esta altura. —Se quejó.

—Yo no, en realidad, estoy algo tarde —Comentó, dando saltitos mientras se caminaba a su lado.

— ¿Tarde para qué?

—Casa. —Soltó como si nada.

Una ráfaga de viento soltó contra ellas de pronto, las altas palmeras se inclinaron a favor del viento y las hojas caídas, agrupadas en montañas, se revolvieron por todo el suelo llegando a rellenar cada espacio. Un desastre. Xandra vio al conserje, siempre sucio y con un gesto repelente, mirarlas con un gesto de odio, como si hubiera sido culpa de ellas que su trabajo se hubiera estropeado.

—Que sujeto tan desagradable. —Amelia soltó.

—Mejor vámonos. —Xandra se abrazó a sí misma y tomó a su amiga de la mano sacándola de allí.

El aparcamiento de la escuela era un terreno sombrío y salvaje. Los autos eran tan altos y grandes que lo último que pudieras pensar que pudiera pasar detrás de ti es que estuvieran reventando estuches de cigarros y abriendo condones. Justo ahora, estaba completamente vacío, era algo pacífico. El viento hacía un sonido extraño, como el de una flauta desafinada que hacía que la piel de Xandra se erizara.

— ¿Aquí vendrá Serguéi? —Preguntó asomándose sobre las puntillas de sus pies.

—Se supone —Xandra revisó su reloj—, hace media hora.

Young and Lost: LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora